El secretario general del PSOE, Pérez Rubalcaba, y su estado mayor han respirado aliviados con la elección de Pere Navarro como candidato socialista a la Generalitat de Cataluña porque si hubiera sido elegida Monserrat Tura ahora mismo estarían encarando un cisma.
En mi opinión, lo que hay que valorar de Monserrat Tura es que no engaña a nadie, lo mismo que Ernest Maragall. Son independentistas antes que socialistas y el PSC se les queda estrecho para sus pretensiones. Pienso que algún día este sector claramente independentista tendrá que adoptar una decisión para tener un espacio nítidamente suyo.
Por lo pronto, Pere Navarro se ha quedado con el santo y seña del PSC con un discurso tan ambiguo como alambicado. El ahora candidato socialista a presidir la Generalitat dice que si ahora mismo se convocara un referéndum para decidir la independencia de Cataluña su partido votaría que no, pero a continuación añade que es partidario de una consulta «dentro de la legalidad» para que Cataluña decida su futuro respecto a España, y un poco más adelante asegura que después de las elecciones presentará un plan en el Parlamento catalán para que se reforme la Constitución, plan que inmediatamente después enviaría al Congreso de los Diputados.
En definitiva, el candidato Pere Navarro no quiere desilusionar a los independentistas ni enfadar a los que no lo son, así que se le ha ocurrido esta especie de tercera vía que implica una reforma de la Constitución.
No es que yo crea que nuestra Carta Magna es inamovible, es más pienso que las leyes, por importantes que sean, tienen que estar al servicio de las personas y sobre todo para arreglar problemas. Otra cosa es que este sea el momento para abrir en canal la Constitución habida cuenta que nuestro país tiene unos cuantos problemas.
Detrás de todo este maremágnum nacionalista hay un trasfondo egoísta e insolidario y los socialistas en vez de cortar por lo sano lo que intentan es simplemente aguarlo. A mí me gustaría que un candidato socialista en vez de perderse en diatribas identitarias se dedicara a desbrozar un plan contra la crisis económica, contra la pobreza, de mantenimiento del Estado del bienestar, de cómo ser más eficaces en la gestión de los recursos públicos y, sobre todo, de cómo el primer valor de cualquier política socialista sea la solidaridad y la igualdad.
Pero no, los socialistas catalanes también andan enredados en el debate identitario olvidándose que ese debate nada tiene que ver con el socialismo tal y como lo hemos entendido hasta ahora. Es evidente que los socialistas catalanes han elegido la calle de en medio arropados por sus compañeros de Madrid, con la esperanza de empezar a recuperarse en las urnas. Claro que se olvidan de que si se han despeñado ha sido precisamente por haber traicionado a su electorado con debates y propuestas que nada tenían que ver con postulados socialistas y si identitarios.
Y es que puestos a elegir un partido nacionalista mejor es elegir a uno genuino que a otro que ni dice sí o no sino todo lo contrario.
Sin duda el PSC tiene una ardua labor por delante, veremos lo que les da de sí haber tomado por la calle de en medio.
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Julia Navarro