Pues sí, con la que está cayendo, ha tenido que ser Felipe González quien haya dicho alto y claro que España no se va a romper y señalar la irresponsabilidad de los políticos nacionalistas que juegan a crear falsas expectativas entre sus conciudadanos.
Resulta sorprendente que hasta ahora ni el presidente del Gobierno Mariano Rajoy, ni el líder del PSOE, Pérez Rubalcaba, se hayan manifestado con la rotundidad con lo ha hecho el expresidente González.
En el Gobierno parecen creer que es mejor no dar alas a los órdagos de Artur Mas, de manera que esquivan el problema sin que hasta el momento los ciudadanos hayamos escuchado al presidente del Gobierno decir sin ningún tipo de ambigüedad que la independencia de Cataluña no es posible y por tanto no se va a llevar a cabo. Pero ya digo que parece que los populares prefieren no alzar mucho la voz para no enfadar aún más al tigre.
Pérez Rubalcaba, por su parte, no termina de encontrar un discurso potente con el que dejar claro cuál es la posición del PSOE al respecto. El líder socialista es un rehén de sus compañeros del PSC, partido empeñado en defender posiciones soberanistas que nada tienen que ver con el socialismo. No sé, pero parece obvio que los socialistas catalanes actúan no sé si con complejos, y por eso hacen profesión de fé de catalanismo día sí o día también, o es que sencillamente tienen el síndrome de Estocolmo, o sencillamente es que han ido olvidando cuál es su razón de ser y estar en política.
El caso es que lo que muchos ciudadanos llevan meses queriendo oír de sus lideres lo han escuchado de un líder del pasado, del expresidente González.
Así las cosas, no es extraño que las encuestas que se han publicado en estos últimos días revelen que los dos grandes partidos están sufriendo una sangría entre sus electores. Dicho llanamente: los votantes están dejando de confiar en ellos. En el caso del PP porque el Gobierno está haciendo no solo lo contrario de lo que prometió sino también porque ninguna, insisto en lo de ninguna, de las medidas adoptadas hasta el momento, han dado ningún resultado positivo, antes al contrario. Pero no solo es que en nuestro país aumente cada día el paro o que los recortes estén dejando en los huesos el Estado del Bienestar, es que la imagen de España en el exterior es penosa. Si comenzó a ser penosa con Rodríguez Zapatero, con Mariano Rajoy está alcanzando unas cuotas insoportables. La realidad es que España cada vez cuenta menos y que la imagen de nuestro país se ha ido deteriorando a un ritmo alarmante. Tampoco parece que Mariano Rajoy haya sido capaz de convertirse en un político de referencia dentro de la UE, ni que su voz se escuche con más atención que otras. Es decir, este Gobierno no solo no ha contribuido a que mejore la percepción que de España tienen fuera de nuestras fronteras sino que esa percepción va a peor.
Y enfrente nada, porque ese es el problema, que el PSOE no parece ser hoy una alternativa sólida y consistente en la que confiar. En esta situación llaman la atención aún más las declaraciones de Felipe González porque es inevitable hacer comparaciones: González, al menos, tiene las cosas claras y aún conserva esa capacidad de liderazgo y de poner en hora el reloj de nuestro país. Lástima que éste jubilado y que su voz llegue del pasado. Pero esa firmeza, convicción y solidez es lo que les falta a los dos hombres que, uno en el Gobierno y otro en el principal partido de la oposición, son las cabezas políticas más visibles de nuestro país.
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Julia Navarro