Ya tenemos el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de septiembre, ese gran retrato de España del que todo el mundo habla durante 24 o 48 horas según salga beneficiado o no y luego se olvida. Y como esta vez beneficia a la campaña de marketing que la izquierda española tiene en marcha, se hablará del barómetro, al menos, durante dos días.
¿Y en que beneficia el CIS, esta vez, a esos cuantos? En que coloca a los políticos en el tercer lugar de los problemas de los españoles. Y como eso está de moda, pues todos a hincharse a pegarles palos y a comentar la jugada. Total porque sólo el 73,1% de españoles crea en la clase política. Repito, porque sólo el 73,1% de españoles crea en la clase política. Ya quisiera el PP o el PSOE ganar algunas elecciones por esa mayoría.
La verdad es que no sé de qué se escandalizan algunos. Es normal que, en estos tiempos de crisis y convulsión en la calle, haya un 26,9% de españoles que esté contra los políticos. Es de cajón. Lo que no sé es si ese 26,9% de españoles incluyen a los sindicatos como políticos debido a que, en estos tiempos, es fácil confundirlos.
En cualquier caso, ya di mi opinión sobre el tema y ya dije que yo estoy entre ese 73,1% porque sí creo en los políticos ya que lo demás me parece un juego peligrosísimo. Ya dije que no se podía tomar la parte por el todo y que, aunque era cierto que había políticos que se tenían que censurar, lo que había que hacer era no volver a votarlos nunca. Pero nada más. Porque Democracia es respetar la legitimidad de un Gobierno elegido por la mayoría en libertad y lo que se está intentado ahora en España por algunos es puro fascismo, ya que fascismo es intentar suplantar en la calle la voluntad popular expresada en las urnas. Y meto en el paquete a los elegidos en las comunidades autónomas que son los peores.
De hecho, algunos de ellos nos han estado mintiendo una vez detrás de otra como lo demuestra que cada día haya más autonomías que quieran pasar por la caja del Fondo de Liquidez del Papá Estado con la mano abierta. Ya son seis con Andalucía. Y eso que doña Carmen Martínez Aguayo, como Consejera de Hacienda de Andalucía, por ejemplo, se permitió el lujo de dar un portazo en la última reunión de Consejo de Política Fiscal y Financiera de hace unas semanas. Bueno, pues ni en casos así hay que forzar la voluntad de quienes los eligieron.
Ni siquiera habría que hacerlo porque nos hayamos enterado ahora, según el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, y pongo otro ejemplo, que las comunidades autónomas aumentaron sus plantillas a lo largo de 2011 en casi 9.600 personas, mientras el Estado y los ayuntamientos reducían el número de sus trabajadores. La única pena es que el señor Beteta no haya dado los nombres de esas autonomías para tomar nota.
De todas manera, a mí lo que me preocupa es lo que le preocupa a la mayoría de los españoles, según el propio CIS. Y lo que nos preocupa es el paro y la crisis. Y para salir, de lo que se trata no es de poner palos en las ruedas del carro sino de empujar.
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La sonrisa de la avispa