Lo de la huelga de padres es nuevo. Nunca había visto algo así. Creo, incluso, que hay incompatibilidad de términos. No se puede ser padre e ir a la huelga. Yo, al menos, no lo he visto nunca. En cualquier caso, para mí es una irresponsabilidad supina. Ahora resulta que, en lugar de exigir a sus hijos que estudien, estos padres se unen a ellos para que hagan huelga y pierdan clases. Porque esta huelga de estudiantes de secundaria, convocada por la extrema izquierda, no es más que una huelga antisistema creada para eso. Para perder el tiempo. No hay más que ver y oír los argumentos que usan.
Yo entiendo que la LOGSE ha hecho mucho daño a la educación española y que ha creado una generación del género ínfimo, culturalmente hablando, y que, por lo tanto, son caldo de cultivo para que prosperen estas tribus urbanas de ideas superadas que, desde jovencitos, intentan vivir del cuento. Pero de eso a que haya padres que apoyen sus desmadres va un mundo.
En su irresponsabilidad, estos padres acusan al PP de querer «destruir la educación pública» ya que sólo una minoría puede estudiar porque han suprimido aulas y han elevado el número de alumnos de 25 a 33 en otras. Inaudito.
Tenía que haber algo más detrás. El argumento era demasiado simple. Así que pensé que tenía que existir algún motivo más serio para que los padres se unieran a esta insostenible huelga. Y lo encontré. Me enteré que la reforma educativa ha recortado en un 90% las subvenciones que reciben organizaciones como la CEAPA, una confederación de padres mimada por el Olvidable ZP, que se siente muy dañada porque unos cuantos de sus miembros no van a poder seguir viviendo a la sopa boba.
No podía ser de otra manera. Así se entiende todo. Es lógico que, en lugar de protestar porque la reforma se ha quedado corta o por la falta de exigencia que existe en los centros o por el poco aprovechamiento de los recursos que se destinan a educación, por poner unos ejemplos, estos padres acomodados a las subvenciones tuvieran que buscar argumentos para oponerse a lo suyo y, extrañamente, los encontrasen saliendo en defensa de un sistema educativo que ha demostrado ser una frustración y que nos ha llevado a padecer uno de los mayores índices de fracaso escolar de Europa y a obtener malísimas notas en los informes PISA. Por el interés te quiero, Andrés.
Menos mal que los españoles, en general, no han perdido aún la cabeza y esta huelga radical está siendo un fracaso. Porque a los padres españoles, a los serios, lo que les preocupa es una formación escolar adecuada para sus hijos porque, con la que hasta ahora están teniendo, va a resultar que, por primera vez en España y a lo largo de toda su historia, una generación va a llegar a la madurez menos formada que la de sus padres. Algo terrible que les tendría que hacer pensar en sus causas en lugar de apoyar caducas y casposas manifestaciones. Y hablo en serio, aunque la reforma del Gobierno haga perder unos dineritos con los que algunos se habían acostumbrado a vivir.
Pienso que, con esta huelga de padres, las organizaciones convocantes de esos padres se han pegado un tiro en cada pie. Porque han demostrado que no son serias.
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La sonrisa de la avispa