viernes, noviembre 29, 2024
- Publicidad -

Perplejidad

No te pierdas...

Así me siento: perplejo. Creo que me entenderán e incluso me podrán facilitar alguna solución para paliar este estado de confusión. Me explico: he crecido en el convencimiento de que las cosas buenas que me rodeaban había que mantenerlas y cuidarlas. Las malas convenía arreglarlas si ello era posible, olvidarse de ellas o asumirlas dignamente cuando el asunto no tenía solución alguna.

Bueno pues, actualmente las cosas malas se rescatan y las buenas se pretenden modificar. Tengo ejemplos que son los que me tienen en este estado de incertidumbre.

Plantear una privatización de un servicio tan sensible como es la salud es una torpeza que me deja perplejo

Por ejemplo: la Sanidad Pública en Madrid. Todo el mundo está de acuerdo en que funciona bien. Conclusión: hay que privatizarla. Ignoro los motivos pues no nos lo han explicado. La gente piensa que detrás de todo puede existir algún gran negocio. Si eso es así el gobierno de la Comunidad se merece un cero en conducta, en urbanidad, en comunicación y también en oportunidad, pues plantear una privatización de un servicio tan sensible como es la salud, en tiempos en los que algunas empresas que pasaron por este trance parece que están en proceso de casi demolición (como Iberia), es una torpeza que me deja perplejo.

Como también lo consigue el tema de la enseñanza en Catalunya. ¿Se puede saber la razón de meterse en ese jardín? Si no es para mandarle un balón de oxígeno a Convergència i Unió o bien se trata de otra cortina de humo, no acabo de entenderlo. El asunto parece que está bien resuelto democráticamente, ya que así le parece a la mayoría de los catalanes, pese a que las quejas de una minoría son jaleadas. Además cada uno hace en su casa lo que quiere. Así que ya tenemos otro conflicto gratuito que puede salir carísimo y otro cero en las asignaturas citadas. En especial en Urbanidad.

Este año creo que no voy a poner el Nacimiento, Portal de Belén, Pesebre o como lo quieran llamar

Pero ya no son los propios gobiernos terrenales los que me causan cierta estupefacción. Este año creo que no voy a poner el Nacimiento, Portal de Belén, Pesebre o como lo quieran llamar. Ya no se trata de que el buey y la mula hayan sido expulsados de tan ancestral cuadro. Ahora resulta que no sé cómo poner a los Reyes Magos: si vienen de Oriente o de Occidente. Traducido es si los debo poner a la derecha o la izquierda del portal. Ante estas dudas y renuncias, este año me inhibo.

Todo viene por un libro escrito por el Papa, llamado «La infancia de Jesús» en el cual afirma que los Reyes Magos procedían de Tartessos. Ya saben: entre Sevilla, Cádiz y Huelva. Es decir: Occidente desde Belén. El problema colateral es que un amigo de por aquella zona, algo listillo y cachondo, ya se ha autoproclamado descendiente del Rey Gaspar y no sé cómo acabará el tema.

Al Papa no le puedo poner un cero por aquello del temor reverencial, solo espero que en esta ocasión no sea infalible, pues la perplejidad me puede durar muchos años.

Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.

Paco Fochs

Artículo anterior
Artículo siguiente

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -