miércoles, noviembre 27, 2024
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Sin investigación no hay futuro

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Hay algo aún peor que la lapidaria y desafortunadísima frase de Don Miguel de Unamuno «¡Que inventen ellos!», y es la de «Inventemos nosotros pero hagámoslo fuera de España». Pues bien, a eso, a inventar fuera de España es a lo que nos está llevando la drástica desinversión en educación y, sobre todo, en I+D+I. Nuestros científicos están abandonando el país, empujados por la penuria en la que se ve sumida la investigación por culpa de los recortes y atraídos por la oferta de países como los EE.UU, Australia o Alemania, que sí entienden que el futuro pasa por no ahorrar precisamente en futuro. Parece una paradoja que precisamente la canciller Ángela Merkel haya aumentado el presupuesto en más de un 6 por ciento cuando supuestamente impone a los países del sur de la UE la contención y el recorte. La aplicación de los avances que los científicos alemanes introduzcan en su industria dará competitividad a su producción y nos obligará a seguir comprando «made in Germany».

La inversión en I+D+I caía el año pasado a la ridícula cifra del 1,33 por ciento del PIB

Con una visión política y empresarial cortoplacista, el drástico recorte en investigación y desarrollo va a llevar a España a perder, una vez más, el tren de la historia y a salir de la recesión económica mucho más tarde. De la anterior crisis se salió con la burbuja inmobiliaria, que nos ha llevado a donde estamos. Para salir de la recesión actual no hay recetas o por lo menos el Gobierno no las sabe, o no las dice.

Se comprende así el malestar de la comunidad científica que ha visto como la inversión en I+D+I caía el año pasado a la ridícula cifra del 1,33 por ciento del PIB. Denuncian que los recortes en los presupuestos de 2013 «comprometen seriamente la viabilidad del sistema español de ciencia y tecnología».

Como está ocurriendo con los médicos, los docentes, los jueces, el Gobierno hará caso omiso a las reclamaciones del colectivo «Carta por la Ciencia», quien pidió apoyo ayer a la sociedad civil para que acudiera a las múltiples concentraciones convocadas en las universidades. Este no es el problema de un colectivo, está en juego el futuro del país. No llegamos a tiempo a la revolución industrial y el precio del atraso ha costado siglos. Ahora, en un mundo global, quien quede fuera del desarrollo científico estará condenado a la irrelevancia internacional. Este es el panorama que en su loca carrera por los recortes se niega a ver el Ejecutivo de Mariano Rajoy.

Sin investigación y desarrollo no hay progreso y sin progreso solo hay pobreza

Por no hablar del despilfarro social que supone el haber invertido grandes sumas de dinero público en la formación de una generación, dicen que la mejor preparada de la historia de España, para que sus conocimientos sirvan al progreso de los países del entorno europeo que siguen invirtiendo en tecnología y desarrollo. Sólo un miope no es capaz de ver que el siglo XXI va a ser el de los grandes adelantos tecnológicos y científicos y que quien pierda ese tren se quedará en el subdesarrollo.

Ni siquiera el polémico proyecto de reforma educativa del ministro Wert supone un atisbo de esperanza en defensa de los conocimientos científicos. La vuelta a la religión católica en las escuelas y la fuerte carga ideológica de la misma recuerdan demasiado a la España del «¡que inventen ellos!». Es como si se propusieran, con los recortes y las reformas, retroceder en el tiempo a los albores del siglo pasado.

Sin investigación y desarrollo no hay progreso y sin progreso solo hay pobreza.

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Victoria Lafora

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