La lista de personas que nos debe explicaciones no ha crecido desde 2009. Pero sí han pasado los años. Estamos a cinco días de enero de 2013, pronto hará cuatro años desde que saltó a la luz el espionaje político dentro de la Comunidad de Madrid. Y a pesar de los 1.460 días transcurridos, nadie nos ha justificado nada. El PP nos debe explicaciones. Sin ellas se está dejando contagiar por un cáncer que tiene su origen en la Puerta del Sol. Y, como todo cáncer maligno, final sólo hay uno: la muerte. El PP madrileño morirá tocado por sus propios actos y, si el PP nacional no habla pronto, se verá arrastrado hacia el mismo final.
El PP madrileño morirá por sus propios actos y, si el PP nacional no habla pronto, se verá arrastrado hacia el mismo final
El pasado viernes conocimos más detalles sobre la trama del espionaje a dos adversarios políticos de Esperanza Aguirre. Manuel Cobo, mano derecha de Gallardón con quien mantuvo enfrentamientos públicos, y Alfredo Prada, vicepresidente segundo, principal alternativa y contrapeso de González en el Gobierno de Aguirre.
Con la declaración de José Oreja, Guardia Civil contratado por Francisco Granados cuando era consejero de Interior, el origen del espionaje vuelve a señalar al actual presidente de Madrid sin que nadie haga nada.
La juez Carmen Valcarce parece desoír los serios indicios que apuntan a que el espionaje se pudo pagar con fondos públicos de la Comunidad de Madrid. Un hecho que si se demuestra supondría un delito de malversación de fondos. Además de la torpeza de María Dolores de Cospedal de pedir a Manuel Cobo y Alfredo Prada que no recurran un asunto que puede desembocar en el desafortunado uso del dinero de los ciudadanos. ¿Pasaría Cospedal a convertirse en cómplice o encubridora del delito? La secretaria general del PP aún nos debe una explicación: ¿por qué quiso frenar las investigaciones?
Y la juez que lleva el caso, más de dos: Una por cada vez que lo cerró conformándose con la duda de si se hizo con dinero de todos. Otra, para saber por qué aún no ha llamado a declarar a Alfredo Prada, Ruiz-Gallardón o Álvaro Lapuerta. Y finalmente, si piensa inhibirse en pro del Tribunal Supremo o el TSJM para que puedan testificar los supuestos responsables y aforados; el senador Francisco Granados y el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
Carmen Valcarce aún no ha llamado a declarar a Alfredo Prada, Ruiz-Gallardón o Álvaro Lapuerta
Rajoy sigue permitiendo que otros manchen el buen nombre del PP. Para colmo, el líder del Gobierno acude a la cena de Navidad de la formación madrileña en uno de los municipios de Gürtel, Arganda del Rey.
A los ciudadanos sólo nos queda pensar que el presidente celebra que no pasa nada. Porque permite que sea eso lo que pase: nada. Permite dar la imagen de que la Justicia actúa en connivencia con su partido. Y permite no explicar a los españoles por qué se cruza de brazos mientras el Ejecutivo regional enferma con Gürtel, Eurovegas, el espionaje a los enemigos de Aguirre, al propio González, el ático de Estepona o las denuncias al Canal de Isabel II. Si Madrid cree que su salud como partido también es algo privado, se equivoca.
Editorial Estrella