Los españoles asistimos a una gran estafa política. El gobierno de Rajoy, que iba a ser «el de los mejores», es un espectacular fiasco. Nuestro presidente, el campeón del «sentido común», aquel que nos iba a decir la verdad siempre, echó por tierra su credibilidad en el minuto uno al asegurar que haría cualquier cosa, aunque hubiera prometido que no la haría. Hizo un ridículo tremendo y muy comentado en Europa al afirmar que él era quien presionaba a los líderes de la UE para que rescataran nuestra banca cargada de activos tóxicos (ladrillo financiado de forma irresponsable) y luego marcharse al fútbol en medio del despropósito de la «operación Bankia». Engañó a pensionistas, autónomos, profesionales de todos los sectores y de todos los ámbitos, a los funcionarios y a los ciudadanos en bloque. Rajoy es la cara y la voz (cuando tiene a bien aparecer) de una estafa política de proporciones colosales.
El gobierno de Rajoy, que iba a ser «el de los mejores», es un espectacular fiasco
No hace falta tener una memoria prodigiosa para recordar las cosas que decía cuando era el líder de la oposición. De hecho, Rajoy ganó las elecciones al presentarse como la alternativa a la «mala gestión de la crisis» que estaba llevando a cabo el Gobierno de Zapatero. Una gestión centrada, según denunciaba entonces, en los «recortes injustos», una reforma laboral que «facilitaba el despido» y subidas de impuestos, entre ellos el del IVA, medida calificada como «el sablazo del mal gobernante», que mereció una campaña a nivel nacional capitaneada por la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, la liberal más ‘sui géneris’ de la vía láctea.
Hace poco más de dos años Rajoy era la alternativa a esas políticas. Es lo que decía en todas sus apariciones públicas. Se apoyaba en el «sabemos lo que hay que hacer para sacar a España de la crisis y ya lo demostramos en el pasado».
Rajoy se encargaría de cerrar las empresas públicas, de contener el gasto y deshacerse de asesores, se comprometió a respetar lo que ellos denominaban ‘líneas rojas’, esto es, el carácter universal y gratuito de elementos básicos para la cohesión social como son la Sanidad y la Educación públicas. Elaboró un programa electoral poco concreto pero fundamentado en una idea fuerza para reactivar la actividad económica: la curva de Laffer, que defiende las bajada de impuestos para de esta forma recaudar más al estimular la actividad privada industrial y empresarial y la creación de empleo. Prometió acabar con el paro, no dar más dinero a los bancos y dijo no ser partidario de crear un banco malo que liberara a las entidades financieras de sus activos más deficitarios. No ha cumplido nada de lo prometido.
No ha tenido empacho en ocultar medidas impopulares e incluso la presentación de los PGE por motivos partidistas y electorales
Además, no ha tenido empacho en ocultar medidas impopulares e incluso la presentación de los Presupuestos Generales del Estado por motivos partidistas y electorales. Las comunidades autónomas que gobierna su partido, y cuyos líderes acusaban a sus homólogos de otras formaciones de esconder facturas en los cajones, han aflorado más déficit del declarado inicialmente.
Hemos retrocedido varias décadas en derechos laborales, en materia de igualdad, en materia de aborto, en el acceso a la Justicia o en el ámbito de la educación, en el que el Ejecutivo sólo se reúne con los obispos para volver a incluir la religión como asignatura evaluable porque, como todo el mundo sabe, leyendo la biblia nuestros jóvenes se prepararán mucho mejor para afrontar los retos del futuro. Una decisión «ideológica», como aseguró el ministro Wert.
Han engañado a los pensionistas disfrazando de subida lo que es una bajada de su poder adquisitivo y una tropelía al denegarles derechos ya consolidados y adquiridos durante el ejercicio pasado.
Con el objetivo de combatir nuestro principal drama, el paro, Rajoy designó a una persona que, primero, se encomendó a la Virgen del Rocío para que echara «una manita» contra la crisis, después se ausentó de las tres cumbres sobre empleo celebradas en la UE, y finalmente, posó sonriente con los últimos datos de desempleo en España para un periódico afín, al mismo tiempo que Eurostat confirmaba que somos ya más de seis millones de parados en este país…Y que las previsiones para este 2013 son malas. Una ministra que en un año de gestión en los que se han destruido 500.000 puestos de trabajo dijo hace unos meses que España ya estaba saliendo de la crisis.
El «ínclito» ministro de Justicia ha acabado con la tutela judicial efectiva al impulsar una ley de tasas absurda, injusta y abusiva
Tenemos también el peor ministro de Economía, según el Financial Times, una ministra de Sanidad desaparecida en plena tormenta del sector y que dio la rueda de prensa más rocambolesca de los últimos años. Sufrimos a un ministro de Hacienda que exprime el eufemismo hasta la náusea para calificar de «regulación de activos ocultos» lo que ha sido una lamentable y vergonzosa amnistía fiscal en toda regla. Montoro ha sido un fiasco total porque hace y justifica todo lo contrario de lo que defendía en la oposición ¿recuerdan? bajar los impuestos porque «el dinero donde mejor está es en el bolsillo de los españoles».
Y no debemos olvidar al «ínclito» ministro de Justicia, que ha sido acusado por el Consejo General del Poder Judicial de ir más allá que Franco y Primo de Rivera con su cadena perpetua revisable, que es manifiestamente inconstitucional; que ha acabado con la tutela judicial efectiva al impulsar una ley de tasas absurda, injusta y abusiva, y que nos quiere retrotraer a los años cincuenta con la reforma de la ley del aborto.
Y este es el resumen de la acción de un añito del gobierno de Rajoy, de un ejecutivo que siempre daría la cara y diría la verdad a los españoles y que defendería la Educación y la Sanidad públicas, universales y gratuitas. Un Gobierno que se ha quitado la careta, que no cree en lo público ni en el Estado de bienestar y que ha dinamitado la Ley de Dependencia. Un gobierno manipulador y trilero. El gobierno ¿de los mejores?
Dani Bardavío-Estrella Digital
Estrella Digital respeta y promueve la libertad de prensa y de expresión. Las opiniones de los columnistas son libres y propias y no tienen que ser necesariamente compartidas por la línea editorial del periódico.
Dani Bardavío