martes, diciembre 24, 2024
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¿Y de Bolinaga, qué?

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No se me olvida. No se me puede olvidar. A mí, no. Yo sigo pensando que esta España no podrá respetarse a sí mismo mientras no mantenga la Memoria, la Dignidad y la Justicia con las Víctimas de ETA. Es así. Al menos, es lo que pienso.

Y es que tras ver unas fotos de Josu Uribetxeberria Bolinaga como si nada hubiese pasado, he dejado de lado la más rabiosa actualidad y, de nuevo, escribo sobre él con toda la rabia del mundo detrás de las teclas de mi ordenador.

Porque este Josu Uribetxeberria Bolinaga no es un ciudadano cualquiera. Es un asesino de tres personas y el torturador hasta sus últimas consecuencias, si la Guardia Civil no lo hubiera impedido, de Ortega Lara y por lo que cumplía condena hasta que le concedieron la libertad condicional por enfermedad grave.

Pero ¿de qué enfermedad grave hablamos? Porque el multiasesino anda como el Gitano Antón, aquel personaje de una canción de Peret, que no estaba muerto que estaba tomando cañas.

Ortega Lara tardó seis meses en poder salir a la calle tras su brutal secuestro

Ortega Lara, por ejemplo, tardó seis meses en poder salir a la calle tras su brutal secuestro. Las tres personas que asesinó, ni siquiera eso. Este etarra, sin embargo, que quería matar a Ortega Lara, dejándolo para siempre en un zulo en el que llevaba 532 días -que ya son días- se puso a pasear por la calle desde el primer día que le dieron la libertad por enfermedad grave. Y ese mismo día, para mayor escarnio, se puso a hablar con unos y otros de sus ‘hazañas’. Como si no hubiese pasado nada.

Y, además, no crean que se arrepiente. El pájaro acaba de decir: ‘Yo no me arrepiento. Sé que causé daño, eso es una cosa, pero arrepentirme es otra’.

Encima, chulito. Lógico, por otra parte. Con ETA en las instituciones vascas y el PP del País Vasco asumiéndolo con normalidad, qué se puede esperar.

El pájaro acaba de decir: ‘Yo no me arrepiento. Sé que causé daño, eso es una cosa, pero arrepentirme es otra’

Me dicen que, ante la burla, Instituciones Penitenciarias ha remitido estas declaraciones para que el juez compruebe si el etarra ha violado alguna de las reglas de la libertad condicional que fue acreditada por aquellos cuestionables informes médicos y lo devuelva a la cárcel. Pero no caerá esa breva. Y digo cuestionables informes, mordiéndome la lengua, porque aquellos médicos otorgaban a Bolinaga una esperanza de vida de nueve meses y ya han transcurrido cinco y está el tío encantado de haberse conocido.

No es que yo quiera que se muera (aunque no me lo pregunten tres veces) pero debería seguir en la cárcel tan ricamente hasta cumplir íntegra su condena.

Y es que estos paseos de salud y chiquitos que se está dando significan una broma de mal gusto para las víctimas del terrorismo. Y, hombre, por ahí no paso. Eso no es de recibo.

Si alguno de los lectores tiene tiempo, que busque en internet y compare las imágenes de Ortega Lara al salir del zulo y las de Bolinaga paseando por Mondragón. Y si no se les revuelve el estómago es que España está muy enferma. No se puede consentir semejante injusticia.

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La sonrisa de la avispa

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