Llevo más de treinta y cinco años ejerciendo como periodista y me atrevo a decir que sé quienes son buena parte de los periodistas de nuestro país. A unos les conozco personalmente, a otros les he leído o escuchado en la radio o visto en la tele, de otros tengo referencias. Vamos, que cualquiera que ejerce el periodismo se sabe el quién es quién de nuestra profesión. Pero mire usted por donde resulta que hay una periodista, de nombre Amy Martin, absolutamente desconocida, que es la mejor pagada de España y de buena parte del mundo mundial. A la tal Amy le pagan nada menos que tres mil euros por artículo, cifra fuera de la órbita de cualquier periodista español por mucho renombre que tenga. Pero no solo español, mis colegas franceses, británicos, alemanes o incluso norteamericanos tampoco cobran tres mil euros por artículo. ¡Ya nos gustaría!
Pagar tres mil euros por artículo como mucho lo puede cobrar un premio Nóbel
Se preguntaran ustedes qué tienen de especial los artículos de Amy Martin y la verdad es que no puedo responder porque ya digo que no tengo la más mínima idea de quién es o quién se oculta tras ese nombre, y mucho menos he leído ninguno de esos artículos que al parecer escribe para la Fundación Ideas, una fundación del PSOE que dirige Carlos Mulas y que según las informaciones de El Mundo podría ser el verdadero Amy Martin, pero vaya usted a saber.
Pero vamos, la tal Amy Martin debe de ser la bomba, porque lo mismo escribe sobre el cine en Nigeria que sobre la felicidad. Desde luego, es para nota lo de escribir sobre el cine nigeriano. Al parecer, la supuesta colega Amy Martin no se anda con vulgaridades, nada de escribir sobre el cine que produce Hollywood o del cine europeo, eso está al alcance de cualquiera. En cuanto a escribir sobre cómo se mide la felicidad, comprenderán ustedes que ni Sigmun Freud.
A la Fundación Ideas le debe sobrar el dinero, ese dinero que religiosamente pagamos los ciudadanos con nuestros impuestos. Y digo que le debe de sobrar porque pagar tres mil euros por artículo como mucho lo puede cobrar un premio Nóbel o una personalidad de relieve mundial.
En un momento en que los despidos en los medios de comunicación se han convertido en el pan nuestro de cada día, y en que la mayoría de los periodistas con un poco de suerte llegan a mileuristas, nos encontramos que la Fundación Ideas tiene contratada a una misteriosa y desconocida periodista a la que paga a tres mil euros la pieza.
Bueno, a lo mejor Amy Martin no es desconocida, es la hermana, prima, sobrina de algún dirigente del PSOE. Porque ya sabemos que en esas Fundación contratan a sus familiares porque como ha dicho Soraya Rodríguez «es legal y moral» y además nadie es más de confianza que la propia familia. Así que a la noticia de que los familiares de varios dirigentes de la Ejecutiva del PSOE tienen sustanciosos contratos con la Fundación Ideas ahora se une otra revelación de el diario El Mundo, que nos cuenta que, además, pagan a precio de oro o de caviar los artículos de la desconocidísima Amy Martin. O sea para echarse a llorar.
Me pregunto si no ha llegado la hora de que los partidos empiecen a ahorrar empezando por sus Fundaciones
A la portavoz socialista Soraya Rodríguez le parece normal eso de contratar a familiares a cuenta de lo que reciben del erario público. Y sin duda será legal pero desde luego no es moral. Como no lo es que en el Ayuntamiento de Madrid haya doscientos asesores que ¡casualidades de la vida! son familiares de dirigentes del PP. Ya ven, en esto de colocar a la familia no hay diferencias entre PP y PSOE, que defienden que es legal sin que se les caiga la cara de vergüenza ni a los unos ni a los otros.
Las Fundaciones de los partidos se financian con dinero público, dinero que sale de los impuestos de todos, y me pregunto yo si no ha llegado la hora de que los partidos empiecen a ahorrar empezando por sus Fundaciones. ¿De verdad son imprescindibles? ¿Qué es lo que están aportando? Por no ir más lejos, yo no veo la utilidad de la Fundación Ideas, aunque ya comprendo que para los familiares de algunos dirigentes socialistas que cobran de dicha Fundación la utilidad es total.
Verán a mí me parece urgente que todas las instituciones que reciben dinero del Estado tengan un exhaustivo control por parte de la Intervención del Estado que haga imposible casos como los de Amy Martin por no ir más lejos. A los ciudadanos nos comienza a resultar insoportable lo pródigos que son los políticos con el dinero ajeno, es decir con el dinero de nuestros impuestos.
Lo siento por la tal Amy Martin pero no está el país para que una Fundación que se financia con dinero público esté pagando sus artículos a tres mil euros mientras miles de periodistas pierden sus puestos de trabajo y los que aún los conservan ya digo que no llegan ni a mileuristas. ¿Qué tiene de especial Amy Martin? ¿Existe? Cherchez la femme que dicen los franceses.
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Julia Navarro