Apenas hay noticia del señor Navarro antes de ser candidato de su partido en las elecciones autonómicas catalanas. Sabemos, eso sí, que viene de la política local y de la vida interna de su partido. Y que es, como todo líder que se precie, un ganador en las batallas intestinas. Sabemos también que es un perdedor electoral cuando el sufragio lo deciden los ciudadanos. Y que a pesar de representar a una fuerza política que compartió gobierno con otras dos durante un par de legislaturas, la suya es la única de todas ellas que retrocede sin control.
Navarro lidera una organización que pierde su espacio por intentar nadar entre dos aguas
Pere Navarro lidera una organización que pierde su espacio por intentar nadar entre dos aguas sin disimular su escoramiento hacia una de ellas. Digamos que es visible su afán de no perder cacho electoral cuando en realidad correría con gusto en dirección a la apuesta soberanista. Si no, no es comprensible su actitud, ni mucho menos el sentido confuso y extraño de su voto cuando se trata el famoso derecho a decidir.
Ahora, Navarro ataca a Chacón porque considera que su no voto no es explicable y la amenaza con retirarla de la lista. El hombre que sin encomendarse ni a Dios ni al diablo pidió la abdicación del Rey en su hijo pero aduciendo que le inspiraba cierto republicanismo, pide tras ese baile de máscaras, que la catalana oficial del PSOE coja la maleta y se largue, en previsible connivencia con Rubalcaba del que sabemos que además de sentirse amenazado por Pere más se siente por Carme.
El esperpéntico duelo al sol de los dirigentes catalanes del PSC cuando hasta ayer eran socios de intereses comunes es un edificante y nuevo episodio en la brutal e imparable descomposición política y orgánica del socialismo español. Sólo falta que vuelva a escena el señor Blanco a quien al hacerle las sumas y las restas no le cuadran las cuentas. Quizá cuando eso explote la dirección del PSOE se dé cuenta de que su proyecto nonato no ganó ningún congreso sino que perdió unas elecciones generales sin objeción posible. Queda poco para ello.
Editorial Estrella