jueves, noviembre 28, 2024
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Política efímera

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Tengo un amigo que habla de la arquitectura efímera como de una realidad que mereciera la atención inequívoca del mundo entero. Yo le escucho y pienso en castillos de arena o en muñecos de nieve. Cuando he logrado dibujar en mi retina la imagen de un señor blanco y orondo con nariz de zanahoria y bufanda cruzada me asaltan otras dudas. Pienso también en el arte pasajero y en la caducidad de los proyectos.

A veces estos no llegan a materializarse y se desprenden de todo su contenido, derramándolo en insistentes e inútiles propósitos concretos que terminan por hacer evidente, además de la inconsistencia que los alumbró, la torpe y terca inconsciencia que se obstina en defenderlos una vez agotados.

Algunos políticos temerarios se empeñan en sobrevivirse a sí mismos, más allá de sus cosechas electorales

El éxito de las aventuras en los límites de la realidad y en las que los personajes transitan del acá conocido al allá por descubrir, en forma de zombis, vampiros crepusculares o licántropos altivos, se nutre de nuestra facilidad para sumirnos en los mundos paralelos, necia costumbre en la política. Incapaces de entender que sus fabulaciones carecen de proximidad a los problemas que nos quitan el sueño, algunos políticos temerarios se empeñan en sobrevivirse a sí mismos, más allá de sus cosechas electorales, convirtiéndose en espectros, arrastrando en su decadencia todo lo que los rodea y creando una ficción imposible edificada sobre el deseo y no sobre la verdad.

Es el caso del líder del socialismo catalán que en su peregrinar hacia el otro lado de la realidad acabará arrastrando a otros no menos ausentes que le hacen el contrapunto en los despachos de la capital, haciéndonos visible a todos lo que se ocultaba tras el vapor en el espejo, y dejando al pairo de las circunstancias la buena voluntad de los que creen aun en que con esta escudería es posible el cambio que España necesita.

La perseverante incontinencia de los encuestados del periódico amigo al señalar faltas, defectos, críticas y rechazos evidentes, debería ser el haz de luz que iluminara la razón de los que mandan y que se hunden inmisericordemente arrastrando a los demás sin necesidad de la ayuda de los Pere, las Carme o los Pachi de las parroquias aledañas.

Abocados todos a un infeliz choque aún hay quien se pregunta por las razones que impulsan a la antigua Casa Común a permanecer inerte mientras se sumerge bajo las aguas agitadas de las evidencias, convirtiendo la actual arquitectura política de la izquierda en algo tan efímero como aquello de lo que me hablaba mi amigo de la primera línea de este artículo.

Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital

Rafael García Rico

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