El pasado martes 26 de febrero el madridismo veía con ilusión y con miedo lo que se le venía encima. Con una liga perdida su equipo se jugaba en apenas ocho días toda la temporada, era el todo o la nada. Y se la jugaba en ocho días porque el Real Madrid lleva actuando toda la temporada como ese estudiante brillante, pero algo vago que va dejando todo para el final. Desde hace un par de meses se esperaba con expectación dos partidos cruciales en el devenir de la temporada del equipo blanco, y al final esos dos partidos quedaron en suspenso, es decir, el Real Madrid debía acudir al examen final jugándose todo el año. Ocho días que podían cambiar la historia del Real Madrid, podría ser el año de la décima o podría quedarse por el camino, podría ser el año en que elimines al Barcelona en su casa o que se volvieran a reír de tí. Ningún equipo debe de jugarse en 8 días su futuro, como ningún estudiante debe de dejarlo todo para el final, pero ¿quién no lo ha hecho?
Y una vez más el Real Madrid demuestra que es un equipo diferente, que no hay ningún otro comparable en este mundo. Cuando peor está, cuando más muerto parece, siempre resurge como el Ave Fénix, por eso es temido y amado a partes iguales, por eso el madridismo nunca se rinde, porque sabe que cuando todos dan por perdida la batalla siempre queda una última carga de caballería que derriba a los contrarios cuando nadie se lo espera. Y eso es lo que ha sucedido en estos ocho días, tanto en Barcelona, como en Manchester, pasando por Madrid en un partido a priori intrascendente, ha recordado a todo el mundo por si a alguien se le había olvidado que este equipo no se rinde. Con momentos de buen juego, con otros de irregularidad, pero en ningún momento cayendo en la desesperación ni en la precipitación, algo que desafortunadamente ha sucedido en varios partidos a los largo de esta temporada.
Anoche, los blancos, ayer de verde, jugaron el peor partido de esta trilogía. Sir Alex Ferguson planteó el partido de forma magnífica, y le salió bien durante gran parte del partido hasta que los Diablos Rojos se quedaron con diez. De ahí, hasta el 1-2 el entramado defensivo de los de Manchester se vino abajo como un castillo de naipes. ¿Injusta la roja? Puede, pero igual que injusto fue dar validez al primer gol del United, no pitar un penalty y expulsión por manos de Rafael, de la misma forma que el turco se tragó el penalty de Sergio Ramos a Evra. La salida de Rooney inclinó el partido hacia el campo madridista que pudo matar a la contra de la misma manera que si no hubiera sido por Diego López el partido hubiera acabado de forma no acta para cardiacos, pero el resultado no se movió.
Hoy, 6 de marzo se cumplen 111 años desde que se fundó el Real Madrid, y que mejor forma que celebrarlo que con el pase a cuartos de final de la Liga de Campeones, la competición predilecta del madridismo, la competición en la que ningún otro equipo tiene tantos títulos, cerrando esos ocho días que para los madridistas han sido de oro. Además, anoche se rompió una estadística, el Real Madrid de José Mourinho ha sido el primero en conseguir superar una eliminatoria de Copa de Europa tras haber empatado el primer partido en casa a un gol. El fin de semana vuelve la rutina, la competición doméstica, y el madridismo espera que esta inercia ganadora no termine.
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