Estrella Digital ya había anunciado en un Confidencial Estrella que Pepiño Blanco había contratado a un ‘negro’, un escritor a sueldo, para redactar su propia memoria histórica: la de sí mismo. Quienes conocen al personaje además de temer su ira cainita, desprecian su falta de rigor inteligencia política y, sobre todo, cultura general. Es, en la escala evolutiva de la política, un autentico ‘homo antecessor’ al dirigente moderno que la sociedad de hoy necesita. Su pulsión ideológica es inexistente, y su fecundo oportunismo es extraordinariamente acomodaticio a las circunstancias. Su único fin es él mismo.
Blanco ha tejido una red de intereses e influencias que oprime al natural desenvolvimiento de su partido
Ubicado en la sombra del poder por el coste de haber sido el empleado del mes del señor Zapatero durante varios años, Blanco, incapaz de pensar en sí mismo como en un actor secundario, ha tejido una red de intereses e influencias que oprime al natural desenvolvimiento de su partido y lo constriñe bajo la losa de ilustres políticos como el señor Óscar López, de quien ya hemos opinado contundentemente en esta sección. La red de intereses es completa y compleja: abarca desde jovencitos becarios hasta becarios con canas. Nadie que aporte valor a un diezmado PSOE que se desmorona por la vía del clientelismo más despreciable.
La red de intereses en el PSOE actual coloca protagonistas en distintos niveles de su gobierno interior, desoyendo la racionalidad de los equipos basados en el conocimiento, la experiencia o el mérito, según la función. Nada de eso: por el contrario la primacía de Rubalcaba y el poder en la sombra de Blanco solo son posibles comprometiendo en la fratría a gente igual de insolvente y con el mismo recorrido hacia el contenedor. En definitiva, todos dependen entre sí.
Y Blanco es el particular Bárcenas del socialismo. Sabe de todos, aunque todos sepan de él, incluido lo que sabe El Mundo y que insinuó con generosidad Pedro J. Ramírez; y todos se adeudan algo. Por eso el silencio cómplice con López, y por eso López no dimite. Por eso la defensa cómplice de Blanco, y por eso Blanco no dimite. Por eso la permisividad al desastre que perpetran las encuestas en el socialismo cada vez que se publican, y por eso el silencio cómplice de sus dirigentes, de todos ellos.
Blanco es el particular Bárcenas del socialismo
Por eso la rueda de prensa de este martes sólo sirve para cargar de legitimidad al PP en sus escarceos con la opacidad. Y por eso el anuncio del libro de Blanco sobre la presunción de inocencia – una fabulación escrita por un mercenario: podrá comprobarse la escasa participación del gallego por no encontrarse en la magna obra jurídica términos tan habituales en él como conceto -, no es más que la confirmación de lo que ya sabíamos todos: la imposibilidad de esperar de este partido la altura de miras de la responsabilidad que la sociedad y España se merecen.
Editorial Estrella