Lo peor de todo no son las medidas que adopta el Gobierno que, al fin y al cabo, lleva desenmascarado ya un año. Lo peor es la indefensión en que nos encontramos los ciudadanos, porque quienes tienen que intentar frenarlo parecen abotargados –o lo que es peor, esperando los argumentarios- y la respuesta en la calle no pasa de emboscada, a pesar de la multiplicación de movilizaciones y de sectores afectados.
No me gustan ni la verborrea falsamente edificante ni los discursos de vestuario de Guardiola
Adjetivar lo que pasa es complicado porque nunca se acierta en la precisión. Sé que muchos pensarán que las cosas que se hacen están bien porque quienes las hacen son de la confianza de los que así piensan. A mi me da igual, porque no me interesa la actitud de jalear al equipo y defender sus colores aunque juegue mal y el entrenador sea un botarate, o los jugadores en vez de entrenar se vayan de copas. Hace tiempo que he vuelto a ser virgen, como le pasó a Doris Day, que muchos la conocían antes de semejante pulcritud.
Por eso no hay respuesta que me convenza más que la de los resultados. Es decir, la de las conquistas que se consiguen cuando las batallas se dan con empeño. Eso me parece lo saludable. No me gustan ni la verborrea falsamente edificante ni los discursos de vestuario de Guardiola. Hace tiempo que no hay ‘invictus’ que valgan ni fuerza y honor: esto va en serio.
Hacen falta razones que acentúen la respuesta pública y le den forma útil para cambiar efectivamente las cosas. La izquierda debe ser consciente del valor de la organización y la respuesta, de las dos cosas a la vez. No basta con decir, hay que hacer
; no basta con hacer, hay que hacerlo juntos y bien . Y por eso es indispensable abordar con seriedad y rigor los verdaderos problemas.La izquierda debe ser consciente del valor de la organización y la respuesta
No se trata de quién se escora más, se trata de quién pierde menos el tiempo mirándose al espejo. Se trata de sentir y actuar como lo hace la gente y de colocar en la agenda sus preocupaciones y sobre todo sus aspiraciones, porque en ellas está la demanda justa y el programa político que hay que defender, como ha demostrado la PAH que gana en la calle, en el respaldo soacial y en la justicia europea. Ahí es ná, señoras y señores de la cosa política.
Algunos creen que lo importante es tomar tiempo para reorganizarse. Eso es endogamia o egoísmo, que es algo fatal. Hay que organizarse organizando a los demás, no decorando los despachos; hay que actuar al tiempo que se corrigen los desfases, el desajuste con la gente que va, por necesidad, más rápido. Actualizar, entender, comprender, incorporar, sumar, contar con los que ya marcan con su actitud intuitiva los caminos y las respuestas.
Me aburre esta fatigosa inercia que consiste en convertir la respuesta social en una rancia partida de tuteen un casino de provincia. O de pueblo. Dicho sea con todo respeto a las provincias y a los pueblos. De los casinos mejor me desentiendo. Por eso creo que estamos indefensos, porque en esta partida ni siquiera se cantan las cuarenta. Indefensos, sí.
Rafa García-Rico – en Twitter @RafaGRico – Estrella Digital
Rafael García Rico