Ahora se cumplen diez años de la invasión y comienzo de
la guerra de Irak, un día y horas después de la foto del trío de las Azores, ignominioso testimonio gráfico de lo que iba a suceder y de la impunidad disfrutada durante esta década por sus tres protagonistas, que en realidad eran cuatro, si se añade al anfitrión, el entonces primer ministro portugués. Una guerra ilegal, ilícita, contra las Naciones Unidas, una guerra constelada de miles y miles de crímenes contra la Humanidad, una guerra que todavía no ha terminado y que muy a menudo se manifiesta en días fatídicos de docenas y docenas de muertos, como estos del aniversario. Más de cien mil víctimas civiles e innumerables víctimas militares, que son igualmente seres humanos. Además de todo ello, resultó que eran falsas las razones exhibidas para desencadenarla, sobre todo las tan cacareadas armas de destrucción masiva, que no aparecieron por ninguna parte, como todos los observadores sanos sabíamos y proclamábamos de antemano. Tan vergonzosa es esa guerra como la impunidad de sus protagonistas y de sus seguidores.Diez años después, seguimos esperando que se haga justicia con los culpables
Diez años después, seguimos esperando que se haga justicia con los culpables, una justicia que tendría que ser histórica, para que grandes masas del género humano pudieran recuperar su fe en la dirigencia mundial, no digo ya en los dirigentes directamente responsables, que eso es irrecuperable. Diez años de guerra ilícita y criminal, festoneados por sucesos canallescos y asesinos, del estilo de los relatados en el vídeo de Diwaniya y de los que tampoco todavía no se nos ha explicado nada. Diez años de vergüenza e indignidad, que siempre acompañan a la impunidad. Una guerra que, en España también, fue precedida y acompañada de grandes movilizaciones populares bajo el lema de «!No a la guerra!». Son las movilizaciones que precedieron a las que años después se producirían, esta vez de manera masiva y permanente, contra la crisis económica, sus consecuencias y la disparatada manera de combatirla. Y las dos veces, con Gobierno del mismo signo, será por casualidad, o seguramente no lo será.
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Pedro Calvo Hernando