Tres millones, sí, tres millones de ciudadanos viven en el filo de la pobreza extrema según el último informe de Cáritas. Tres millones de personas excluidas, sin esperanza. No sé a ustedes, pero a mí la cifra me parece insoportable. Mientras, el Gobierno continúa privatizando por un lado y recortando por otro el Estado del bienestar.
Hay una responsabilidad clara y directa de la Junta de Andalucía en el asunto de los ERES
He escrito en otras ocasiones que no dudo de las buenas intenciones del presidente Rajoy, de su convencimiento de que está haciendo lo que debe, solo que hasta el momento todas sus decisiones no arrojan un saldo positivo sino todo lo contrario. Y mientras tres millones de nuestros conciudadanos viven en la pobreza extrema la opinión pública continúa asistiendo atónita al espectáculo de todo lo que tiene que ver con la corrupción de los partidos.
En Sevilla, la jueza Alaya ha mandado detener a más de veinte personas relacionadas con el caso ERE. Pensar que el dinero público, el dinero que sale de los impuestos de los ciudadanos, se ha gastado alegremente, se ha desviado en comisiones, ha servido para enriquecer a unos pocos, es como para que la Junta de Andalucía deje de mirar hacia otro lado. Hay una responsabilidad clara y directa de la Junta de Andalucía en el asunto de los ERES, porque si sus máximos responsables no se enteraban de lo que se estaba haciendo con el dinero público es que son lisa y llanamente unos irresponsables.
Al PP le ha faltado tiempo para pedir la dimisión del presidente andaluz, José Antonio Griñán, al tiempo que el PSOE no deja de recordar a los populares que miren en su propia casa, porque el caso Bárcenas se ha convertido en un vodevil, y no solo eso. Resulta insólito que los dirigentes populares estén deshojando la margarita sobre si le va a dar al juez Ruz todos los documentos que les reclama sobre la financiación del PP.
Tres millones de pobres deberían de ser motivo suficiente para que los políticos sufran de insomnio
Es inevitable sentir una cierta náusea sobre todo cuando frente a tanto despropósito nos encontramos con el informe de Cáritas reflejando la realidad pura y dura de nuestro país, que no es otra que la de esos tres millones de pobres.
Algo se está haciendo mal, rematadamente mal, cuando cada día que pasa aumenta el paro, cuando cada vez hay más familias al borde de la exclusión social, cuando organizaciones como Cáritas o como los Bancos de Alimentos vienen alertando de la situación desesperada de tantos millones de ciudadanos. Tres millones de pobres deberían de ser motivo suficiente para que Mariano Rajoy, Pérez Rubalcaba y el resto de los líderes políticos sufran de insomnio y no duerman por la noche pensando en qué hacer de manera urgente para rescatar de la pobreza a esos millones de ciudadanos.
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Julia Navarro