Observas alrededor, hablas con la gente, y notas una mezcla de cansancio y melancolía. Ya sabíamos que había que subir la piedra, y hacer de Sísifo, pero comenzamos a sospechar que la piedra volverá a rodar cuesta abajo mucho antes de llegar arriba. Lo sucedido con Chipre, esa mezcla de impericia, equivocación y rectificaciones vergonzantes, nos muestra que no existe el liderazgo europeo, y lo peor es que el liderazgo más próximo, el español, parece tan amustiado y adormecido como nuestras esperanzas. Peor aún: aquello de que nos iban a decir siempre la verdad, frente a las marquesas de los Brotes Verdes, ya es incierto, y el Gobierno ha caído en la tentación de maquillar el déficit, inútil tontería, porque enseguida viene el Banco de España y los expertos europeos a explicar que mienten.
El Gobierno ha caído en la tentación de maquillar el déficit
Supongo que debe resultar muy cansado dar siempre malas noticias, pero es mucho peor la falsedad, porque nos desmoraliza y nos deja huérfanos de confianza. ¿Por qué habríamos de creer a Rajoy cuando nos diga que se ven luces a la salida del túnel, si no ha tenido los redaños de explicarnos que vamos hacia el 27% de paro? ¿Será verdad o será otro ejercicio de cobardía?.
Luego, el envilecimiento de la protesta, la aceptación del acoso personal como parte de la civilización, y el sectarismo político que cambia de criterio según contra quien se dirija el brote de nazismo, tan perverso como si aborreciéramos de las violaciones según fuera la ideología de la mujer violada.
Casi todo son síntomas, sí, pero los médicos saben que detrás de los síntomas está la enfermedad. Una España enferma, con un centro derecha que tiene una mayoría absoluta que va a emplear en lo de siempre, en premiar a los nacionalismos díscolos y en castigar a los ciudadanos que cumplen, a la vez que, cada día, se da una paletada más para aniquilar a la clase media, sin la cual es imposible la Democracia, pero es previsible llegar al acoso domiciliario, estimulado por el cáncer de la impunidad. ¿Hay alguien ahí?
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Luis del Val