No deja de resultar significativo que Gobiernos de mayoría absoluta en España, sean los mas incapacitados para dotar al Estado de mayor capacidad de maniobra en lo político y en lo económico.
Propuestas escuchadas para que el 100 % de la recaudación del IRPF pase a manos de las Comunidades Autónomas, provocan no sólo alarma sino también la desesperación de quienes pudieron esperar una profunda y necesaria reforma de la Administración de la Nación. Precisamente en unos momentos en que se hacen públicos los datos de una mayor fractura y diferencias entre las regiones del Norte y las del Sur en España.
Las diferencias de PIB en Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha y Murcia respecto a Madrid , Cataluña, Navarra y Vascongadas es oceánica alcanzando cifras de 67, 8 puntos entre los vascos y los extremeños.
Entre regiones que exportan y las que no. Entre regiones con mayor crecimiento de población y otras donde ése crecimiento no existe. Donde el nivel de desempleo es del 16 % en Vascongadas y del 36% en Andalucía.
¿Qué ha fallado para tener fiscalidades diferentes, modelos productivos diferentes?
La reflexión sobre si el Estado debe subsidiar o mantener a su población desempleada es perverso, porque deslegitima y demoniza el papel que el Estado debe jugar en las sociedades de la globalización económica.
La desregulación del mercado laboral operada en mayor medida en febrero de 2012 no contribuirá a crear ni mayor empleo ni un empleo digno. Muchos son ya los expertos que consideran que, de producirse un despegue, mejorará las rentas mas altas, pero mantendrá deprimidas las más bajas -que lo serán aún mas que antes de la crisis-.
Se ha considerado que el Estado debe desaparecer. Se ha considerado que el político ya no debe crear. Que no debe mediar ni arbitrar. Se ha considerado que un Presidente no debe ser ni la quilla de la Nación en la Historia. Tan sólo quedar ser el firmante de disposiciones en el BOE nacional o autonómico en el reparto de unos impuestos que cada vez en mayor medida, dejan de llegar en servicios y beneficios al ciudadano para pasar a pagar los sueldos de la casta política y/o de la deuda financiera generada por el sistema económico especulativo creado y consentido.
Se ha considerado que el político ya no debe crear. Que no debe mediar ni arbitrar
Quienes votaron en su día una Constitución que garantizaba que los Poderes Públicos promoverían las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución regional y personal mas equitativa, en el marco de una política de estabilidad económica, no pueden estar y sentirse más que estafados.
Quienes votaron una Constitución que garantizaría una gestión de los poderes públicos con políticas orientadas al pleno empleo, se han de sentir humillados y engañados.
Muchos se preguntan entonces cuál es y cuál debe ser la función de lo público, de las instituciones y del Estado, cuando vemos caer y desmontarse todo aquello que se había edificado para el Bien Común.
Muchos nos preguntamos qué debería hacer el Estado en momentos de grave crisis nacional y económica. Nos preguntamos si ha de permanecer impasible ante las cifras de seis millones de desempleados, de nueve millones de pobres, de mas de tres millones de españoles que ya no tienen ningún tipo de prestación. Y nos lo preguntamos porque observamos la impasibilidad de una clase política cuyo único fin parece haber sido ser incluidos en una lista electoral (que nadie ha elegido ni ordenado, salvo la élite cerrada de un partido). Nos lo preguntamos cuando a nuestro alrededor sólo se desarrollan políticas de culpabilización de una crisis que el ciudadano no ha creado pero sí se le está obligando a pagar con sus impuestos, con su menor sueldo, con precariedad y falta de financiación.
Muchos entonces miramos hacia el Palacio de Congresos y no nos sentimos representados por quien no protege al más débil, por quien no quiere o sabe cambiar el modelo económico. Por quien reconoce que ha incumplido todo su programa electoral.
Y entonces nos preguntamos qué clase de Estado deseamos. Y la respuesta es un Estado que no se inhiba, pero que no mantenga subsidios porque no queremos convidados, mantenidos o vagos. Un Estado que sea dinámico y que impulse la efectiva igualdad entre los españoles. Un Estado que haga real la justicia distributiva (que no será igualitarismo ni lucha de clases, pero tampoco el darwinismo liberal).
El Estado necesario es aquél que se siente próximo y cercano porque forma parte del pueblo mismo. Abierto, representativo e independiente en su forma de administrar Justicia. Sin intromisiones de nada ni nadie en los que han de administrar e interpretar la Ley.
Un Estado que sea Soberano para poder tomar sus propias decisiones sin intermediación ni imposición de eso que llaman los «mercados internacionales».
Nostalgia y necesidad de un Estado que no es el que ahora España tiene.
Soberanía. Yo invoco tu nombre, tu verbo y tu adjetivo.
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