Todos tenemos sueños en la vida. Anhelamos cosas, personas, situaciones porque creemos que consiguiendo esos sueños vamos a ser más felices, que para mí es el fin último de la vida. Para algunos es conseguir una pareja, un coche en particular, realizar un viaje o tener un mejor trabajo. El problema de estos sueños es perder el norte y hacerlos el motor de tu vida, con la consiguiente frustración si no consigues lograrlos. Yo siempre he sido, y aún sigo siendo un soñador. Cuando era más joven soñaba, volaba, pero no sabía aterrizar y me he dado mis buenos tortazos al caer al suelo. Con la edad he ido aprendiendo y aunque todavía me ilusiono, consigo caer de pie, porque sé que la nostalgia y la esperanza, aunque son bonitos sentimientos, nos hacen perder la realidad, nuestro presente. Sin embargo, dentro de esos sueños, hay algunos que sabemos perfectamente que nunca vamos a poder lograr. Y no, no es que mi sueño irrealizable sea ser futbolista, ni jugar un Mundial, ni siquiera levantar la Copa de Europa. Mi gran sueño sería jugar una Ryder Cup, y ganarla claro está. Y hablo de mi sueño, porque este fin de semana, los amantes del golf hemos disfrutado del Masters de Augusta. Con una incesante lluvia durante toda la jornada del domingo, parecía que Adam Scott con un magnífico birdie en el hoyo 18 iba a ser el ganador del Masters. Sin embargo, el argentino Ángel Cabrera, ganador en el 2009, forzaba el desempate con otro birdie en el mismo hoyo. Cuatro días de golf, y 72 hoyos no habían servido para tener un ganador. Tuvimos que esperar al segundo hoyo del play-off de desempate, para que Adam Scott se convirtiera en el primer australiano en ganar un Masters. Ellos como yo, nunca jugarán una Ryder Cup.
Mi gran sueño sería jugar una Ryder Cup, y ganarla claro está
Siguiendo con los sueños. Con lo que ya no sueño este año es con ganar la Liga, y no porque haya ganado este fin de semana el Barcelona en Zaragoza. Es algo que sé con absoluta certeza desde hace muchos meses. Si hay algo impregnado en el ADN del Real Madrid es no rendirse nunca, y así se han ganado muchas Ligas. El Real Madrid a diferencia del Barcelona no necesita jugar bien para ganar títulos, pero este año no va a ser así, y no lo va a ser porque desde el inicio de campaña se vio que los futbolistas consideran la Liga algo secundario. Cada vez que veía una pequeña posibilidad de ganar la Liga, me venía a la cabeza la celebración de Casillas en Cibeles tras ganar la Liga pasada, prometiendo que el año próximo la Décima. Pero no podía despedirse el Real Madrid sin una victoria en su última visita a San Mames. Ante un Athletic de Bilbao que acabó impotente, recurriendo al juego duro como única arma para contrarrestar la superioridad madridista. Nos hablaban de Bielsa como un gran entrenador. Yo más que eso, le veo como un iluminado que tiene a su equipo totalmente desquiciado. Da pena ver como Fernando Llorente deambula perdido por el campo. Imperial Cristiano, aguantando todo el partido las continuas faltas, y el juego duro de los rojiblancos. Cristiano no se arruga, contra los golpes responde con goles, golazos que pusieron la rúbrica a su extraordinario partido. Un día más Diego López cumplió con lo que se le pide, y abortó las escasas ocasiones de los bilbaínos. Mejora de Benzema, y otro gol de Higuaín, lo que son dos buenas noticias para los madridistas. Partido serio, brillante y victoria de las que dejan satisfecho al aficionado.
El Real Madrid a diferencia del Barcelona no necesita jugar bien para ganar títulos
Para acabar, no quiero dejar de pasar la oportunidad de hablar del sorteo de semifinales de la Champions League. El rival más débil en estos momentos, Barcelona, se va a enfrentar al más fuerte de los cuatro, Bayern Munich. Y por el otro lado, el rival que quería, Borussia Dortmund, para mi equipo, Real Madrid, aunque hubiera preferido la ida en el Bernabéu. Puede sorprender que diga que el Barcelona es el más débil de los cuatro, pero a lo visto en cuartos de final y a las palabras de Roura me remito. El Bayern no es la perita en dulce del Paris Saint-Germain, y pondrá las cosas muy difíciles a los azulgranas, aunque juegue Messi en plenitud de condiciones, algo que está por ver. La mala noticia para los bávaros es que no van a poder contar con Toni Kroos para la eliminatoria, aunque en Turín, Thomas Muller realizó esas labores y no lo notaron mucho los alemanes. Sin embargo, son dos jugadores diferentes. Kroos es quien surtía de balones a Robben y a Ribery, y Muller es un llegador, así que los de Heynckes pierden distribución, pero ganan gol. En la otra eliminatoria, no sorprende que el Borussia Dortmund esté en semifinales, pero ante el Málaga se notó que los de Jurgen Klopp no están acostumbrados a jugar este tipo de partidos, y que ser favoritos les pesó demasiado. Tanto que estuvieron a punto de quedar eliminados. Esto, lejos de ser una facilidad para el Real Madrid, es una dificultad extra, porque los alemanes han aprendido a sufrir y es algo que les puede servir para afrontar los dos partidos. Si a esto le sumas que calidad no les falta, y que han demostrado que saben jugarle a Real Madrid, pues no será un rival sencillo. Sin embargo, el Real Madrid no es el mismo de la liguilla, y tres razones me hacen ser optimista. Primero es que los jugadores son conscientes de que el Borussia Dortmund no es un rival fácil. Segundo es el sentimiento de revancha que pueden tener los jugadores, por lo que pasó en la liguilla. Y tercero, y más importante es que el Real Madrid está en su mejor momento de la temporada. Pero el motivo por el que quería al BVB, es porque la última vez que un equipo alemán le dio un baño en la liguilla, el Bayern en la temporada 1999-2000, el Real Madrid ganó la Copa de Europa tras eliminarles en semifinales, y espero que este año esto se repita. Sueño con Wembley, Sueño con la Décima.
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Israel Julián