Nuestras tropas en Afganistán han sufrido un ataque que no ha causado daños personales gracias al blindaje del vehículo. Pero sí que ha impactado nuevamente en la sociedad española la inquietante pregunta sobre la seguridad de nuestros soldados y las razones de nuestra continuidad en un país que apenas ha avanzado en su estructuración después de largos años de presencia militar extranjera.
España debería reducir su protagonismo en acciones contrainsurgentes
Nos liga a nuestros socios la responsabilidad del cumplimiento de nuestros compromisos, y no se trata de poner punto y final a algo inútil sin antes acordarlo con aquellos con quienes compartimos la misión. Pero al igual que Francia anunció un recorte en los plazos de retirada, España debería reducir su protagonismo en acciones contrainsurgentes como esta en la que se ha producido el ataque. Debemos cumplir pero la responsabilidad, según lo acordado ya corresponde a las milicias afganas y por mucho que nuestro papel sea de apoyo los riesgos son evidentes: hay que reducirlos aún más y evitar que nuestros jóvenes soldados encuentren la fatalidad de la muerte o sean heridos en una misión en vías de extinción. Evitemos lo inútil tanto como lo innecesario, y en esta situación coinciden ambas circunstancias.
Este sería un buen momento para preguntarnos por la utilidad de esta misión en las circunstancias en las que se encuentra España, sin demerito ninguno hacia la profesionalidad y la entrega de nuestras Fuerzas Armadas, cuyo ejemplar cumplimiento de sus obligaciones queda contrastado permanentemente sobre la realidad de los hechos.
Editorial Estrella