Estamos acostumbrados a no ver más allá de nuestras narices o ver lo que queremos ver o lo que esperamos ver, y eso nos hace, con frecuencia, no llegar al fondo de las cuestiones, y no darnos cuenta de lo que en realidad está sucediendo a nuestro alrededor.
La rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del pasado viernes, es un claro ejemplo de ello.
Todo empezó antes, una semanas antes, cuando se puso en marcha la técnica de la expectativa sobre el tema de los nuevos ajustes o recortes, o como quieran ustedes llamarles, porque tanto da que da lo mismo. Esta expectativa no se produce al azar. Obedece, a toda una estrategia de comunicación por parte del Gobierno, de la que nosotros los ciudadanos y los periodistas, también somos actores, aunque prácticamente sin saberlo, pues nuestros comentarios también cuentan y era muy importante que las portadas de los periódicos durante esa semana y las del día después fueran tremendamente impactantes. Impuestos, tasas, reestructuraciones, función pública, emprendedores, empleo, eran las palabras que se barajaban días antes, pero sin tener conocimiento a ciencia cierta de cómo se iban a encajar esas palabras en los planes del gobierno para los próximos meses.
La frase de Rajoy: “El viernes no habrá impuestos” también formaba parte de esta puesta en escena
La frase telegráfica de Rajoy en el Parlamento: “El viernes no habrá impuestos” también formaba parte de esta puesta en escena, y cuando la dijo, no se dirigía precisamente a nosotros o al resto de los parlamentarios. El objetivo era que Bruselas la escuchara, alta y clara.
Por otra parte, el gobierno también sabía que la EPA iba a arrojar unos datos espeluznantes, fruto precisamente de esa política de tremenda austeridad y recortes, que se vio obligado a poner en marcha al dictado de Bruselas.
Lo único que estaba claro era que faltaba dinero y tiempo para conseguir los objetivos marcados por Bruselas, y que necesitábamos una prórroga de dos años, o vete tú a saber si algo más, para conseguir esas metas, y que a cambio la Unión Europea, y mejor dicho la Señora Merkel entre otros, estaban pidiendo ya su libra de carne, cuando queda ya muy poca “chicha” que ofrecer por parte de este paciente, llamado España, que está prácticamente en los huesos.
Bruselas quería un plan, y un plan, en la senda – palabra que acaba de poner de moda Montoro- de darle una nueva vuelta de tuerca a la austeridad, una política que ya muchos tienen muy claro, que no nos va a hacer salir de la crisis.
Y lo que se dio en el Consejo de Ministros del viernes fue un plan, pero no era el que ellos esperaban. Y dentro de ese plan, iba inmersa una advertencia a la Unión Europea: “Esta es mi realidad, la realidad de mi país, tengo un paro cifrado en 6.200.000 personas, no voy a poder bajarlo en lo que me queda de legislatura, este es mi déficit, estas son mis previsiones, estas son mis cuentas y no me salen otras, tengo cabreados a los sindicatos, a la banca, a la patronal, a los profesionales, a los funcionarios, a los pensionistas, a los periodistas, a los parados y a los no parados, a la oposición, a las comunidades autónomas y hasta las bases de mi propio partido. Así que no voy a ir más allá. Hasta aquí hemos llegado. ¿Queríais un plan? Ya tenéis un plan. Y no hay más plan que este mientras otros no hagan sus deberes. Nosotros ya los hemos hecho y estas son las consecuencias, porque vosotros, y fundamentalmente Alemania no los hace”.
Rajoy, a pesar de que algunos de sus ministros sigan pensando que lo dice la Señora Merkel es palabra de Dios -que no todos-, tiene claro, que uno de sus principales problemas ha sido, tal vez por inexperiencia en las tareas de gobierno, haber seguido, sin pensarlo demasiado, las consignas marcadas por Bruselas, al dictado de los intereses de Alemania y al dictado de la política personal de Merkel. Tal vez, tampoco entonces, había otra, pues el compendio de desastres internos nos hacía tremendamente vulnerables, y sobre todo, no habían sucedido otros hechos en Europa, como el tema de Chipre, Grecia, Italia, Portugal etc que han ido poco a poco clarificando en qué posición estábamos, y con qué cartas podíamos jugar. Además los tiempos también cuentan, y ahora la Señora Merkel, está ya en plena campaña electoral, con lo que su posición no es tan sólida como antes.
Alemania tiene que empezar a gastar, tiene que empezar a intentar generar riqueza fuera de sus fronteras
La idea de Rajoy, y sobre todo, de De Guindos, es que nosotros ya hemos hecho nuestra parte del trabajo, y que ahora le toca a Alemania hacer el suyo, que de momento brilla por su ausencia. Alemania es el líder, porque ella lo ha querido así, y el trabajo de liderar un proyecto tan ambicioso como Europa, no es solo ejercer el mando y decir lo que tienen que hacer otros, hay una parte, una buena parte que le toca a ella, y que de momento no hemos visto ni por asomo. Alemania, la locomotora de Europa, tiene que empezar a gastar, tiene que empezar a intentar generar riqueza fuera de sus fronteras, tiene expandirse hacia otros países de la Unión, para que todo ese dinero que ahora solo fluye de manera interna hacia ella, y que pretende que siga fluyendo – me refiero a su insistencia en la subida de los tipos de interés- valga para reflotar al resto de los países, y como consecuencia a construir esa Europa de la que tanto hablan, pero que no sé si será porque no entiendo el alemán, a veces pienso que cuando pronuncian Europa, mascullan entre dientes la palabra Alemania. Angela Merkel no tiene la idea de Europa en la cabeza, solo tiene la idea de una Alemania fuerte, controladora, a cuyos intereses se vean sometidos el resto de los países de la Unión, y además, liderada por su partido. Demuestra también ser muy cortoplacista pues creo que ahora lo único que le preocupa es ganar las elecciones de este próximo otoño. Solo tiene un pequeño problema, y es que eso no funciona. Esa política de ahogo permanente, de empobrecimiento y sacrificio de los países de la Unión, solo puede llevar a que se rompa el euro, y que empiecen a marchar en fila india, un país detrás de otro, saliendo de la estructura del euro, y haciendo cada uno de su capa un sayo. La economía de Europa se iría totalmente al traste, pero Alemania también caería. Y eso es lo que nos salva frente a los otros.
De ahí, la puesta en escena del Consejo de Ministros del pasado viernes. No fue una rueda de prensa, o por lo menos, no una al uso, de ahí lo difuso de los mensajes, fue una clara advertencia de que el gobierno no va dar un paso más si Alemania no hace lo que tiene que hacer. Y parece que de momento algún efecto ha surtido, pues Europa ha dicho que sí a la prórroga porque no les queda otra.
El gobierno no va dar un paso más si Alemania no hace lo que tiene que hacer
El éxito de Rajoy, que por cierto ni siquiera estuvo presente en ese Consejo de Ministros tan “sui generis, a pesar de estar tan tremendamente cuestionado, es jugar bien las pocas cartas que nos han repartido, aunque entre ellas hay un as, y es el del euro, porque ahora sí que está claro que o jugamos todos, o se rompe la baraja. Ahora hay un tema importante encima de la mesa y es que las previsiones del gobierno no tienen por qué coincidir con las previsiones de Bruselas.
Y que no se me olvide. Por primera vez he visto una buena estrategia de comunicación por parte del gobierno, claro que en este caso nosotros no éramos los receptores del mensaje, el receptor era Bruselas, nosotros hemos sido actores – involuntarios- también en este “plan”, y no le quitéis la vista a eso que llaman desindexación, porque eso no es solo de la cosecha de Bruselas, eso es tiene parte de cosecha propia, y nos anuncia ya un gran cambio de modelo. Lo veremos.
Marta Pastor – en Twitter @martapastor – Estrella Digital
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Marta Pastor