Al Gobierno de Rajoy le viene de perlas que Esperanza Aguirre diga, de vez en cuando, algo: le permite pasar sin el menor esfuerzo, sin hacer nada, por moderado en su política de desmantelamiento y enajenación de lo público. Aguirre, que cultiva ese anarquismo de derechas según el cual el Estado debe desaparecer para instaurar en su sitio el sálvese quien pueda y la supervivencia del más fuerte, o sea, del más rico, dice encontrarse a gusto remando contra el viento, pero ahí es, precisamente, donde se descubre la impostura y el tinglado de la farsa: rema no sé si contra el viento o no, pero en la misma dirección del partido donde hace, según ella, de verso suelto.
Imbuida de su papel de poli mala, lealísima a su partido, Aguirre dice cosas de vez en cuando, y no las dice por decir
Cuando Rajoy decreta alguna enormidad en perjuicio del modelo de Estado garantista, democrático y amparador del que, lamentablemente, los españoles no hemos llegado a disfrutar nunca, enseguida sale Esperanza Aguirre (la sacan, creo yo) para proponer un dislate más extremo todavía, de suerte que, por un lado, el todavía presidente del Gobierno queda como un chaval majete, y, de otra, se va preparando el terreno para lo que haya de venir. Hace unos diez años, cuando conocí personalmente a la lideresa, ya me habló del copago médico y farmacéutico como del bálsamo de Fierabrás, y durante el tiempo que la traté por imperativos profesionales, siguió hablando de lo mismo hasta que ya no tuvo necesidad, pues llegó el copago, el repago, el requetepago y todo lo habido y por haber.
Si Margaret Thatcher, que santa gloria haya, le quitó a los niños británicos el vaso de leche que les daban en el colegio por las mañanas, y eso antes aún de ser primera ministra, Esperanza Aguirre, su rendida epígona y admiradora, les quitó la merienda a los pacientes de La Paz. Pero ese quitar, ese ir al merme, no era cosa de la Thatcher y de Aguirre por mucho que pudieran complacerse personalmente con ello, sino de sus partidos y sus ideologías. Rajoy, a pachas con De Guindos, les ha distraído el dinero, los ahorros, a las miles de familias estafadas por creerlos seguros en las Cajas de Ahorros precisamente, y ahí anda, quedando casi como centrista al lado de la dama que rema contra el viento. Imbuida de su papel de poli mala, lealísima a su partido, Aguirre dice cosas de vez en cuando, y no las dice por decir.
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Rafael Torres