jueves, noviembre 28, 2024
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La foto de Moncloa

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Las múltiples y nunca ácidas conversaciones que mantienen Rajoy y Rubalcaba quedaron rubricadas con la foto de Moncloa. Se trataba de oficializar un pacto cara a la Cumbre Europea de los próximos días 27 y 28. Este y no más es el asunto pactado entre ambos aunque ambas partes creen que puede servir para abrir vías que permitan nuevos acuerdos. Desde luego, asuntos pendientes y de envergadura hay muchos y bueno seria que salieran adelante con el acuerdo, al menos, de las dos grandes fuerzas políticas y ello por una razón fundamental: los españoles nos merecemos ya a estas alturas un mínimo de seguridad de manera que tengamos la certeza de que gobierne quien gobierne, algunas cuestiones van a tener una cierta vocación de permanencia. Basten dos ejemplos: la reforma de la Administración y las pensiones, por no hablar, claro está, de Educación. A día de hoy aventurar que la foto de ayer es premonitoria e otros acuerdos en estos asuntos claves, es, de momento, escribir rayas en el agua. El calendario avanza y el tiempo para llegar a nuevas confrontaciones se acorta. Se acorta el tiempo y se acortan los márgenes para el acuerdo.

Llegar a la foto de ayer no ha sido fácil ni para Rajoy ni para Rubalcaba. El Presidente del Gobierno ha tenido que escuchar desde dentro que con su mayoría absoluta no necesitaba «dar oxígeno» a Rubalcaba y este sabe que no todos en su partido aplauden esta vocación suya por llegar a acuerdos «con la derecha».

Ha habido quienes ven este pacto un claro afán de poner en valor el bipartidismo

Soy de las que creo que el acuerdo con contenido, en principio, siempre es más rentable para todos que el desacuerdo y en el caso que nos ocupa indica que Rubalcaba ha logrado en el seno del PSOE varias cosas. La primera de ellas y quizás la más importante es que esta voluntad suya de acuerdo -de momento puntual y bien acotado- puede proporcionar al PSOE una imagen de alternativa que estaba perdiendo a chorros, ha logrado convertir en «silentes» a sus posibles competidores por la secretaria general -«hasta después de las europeas, de primarias, nada»– gracias también al concurso activo de Griñan, Patxi Lopez y Javier Fernández, presidente de Asturias que en las últimas semanas se han convertido en guardianes de los tiempos y puede servir -cuando del PSOE se trata nada se puede dar por seguro-para que el socialismo español, que atraviesa una de sus peores etapas, comience a recuperar ese espacio de centro que es, mientras no se demuestre los contrario, el que hay que conquistar si se quieren ganar las elecciones y Rubalcaba, como es lógico, quiere ganarlas. El PSOE y el PP se pueden permitir el lujo de pactar porque nadie les va a equivocar.

Ha habido quienes ven este pacto un claro afán de poner en valor el bipartidismo que es un sistema que, sin duda, tiene sus limitaciones pero es el que predomina en las democracias más asentadas. ¿Se imagina alguien un Gobierno de España formado por tres partidos?. Si esto es lo que decidieran las urnas, será algo tan legítimo como lo es la actual mayoría absoluta del PP o en su momento lo fueron las logradas por el PSOE.

España no es un país para adolescentes ni los tiempos están para bromas. España y los españoles necesitamos de nuevas medidas que aporten eficacia, solidaridad, certezas, cohesión, prestigio institucional para que todo ello se traslade a los ciudadanos en términos de bienestar, mayores cotas de justicia, mas oportunidades para todos. En estos momentos, el principal responsable de ir haciendo realidad todo esto es el Gobierno y con él el Partido Popular que goza de una mayoría tan absoluta como irrepetible pero cuando lo que está en juego, de verdad, no es el número de votos a los que aspira -todos quieren muchos- sino el futuro inmediato de España soy de las que ánimo, aun cuando muchos critiquen tanto a Rajoy como a Rubalcaba, a que no se conformen con la foto de ayer en Moncloa, que exploren la posibilidad de nuevos acuerdos con el único límite de que ni uno ni otro traicionen sus propios límites.

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Charo Zarzalejos

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