Los recortes, que los hagan el resto de los españoles. Esa parece ser la nueva doctrina de Cristóbal Montoro, pedir por un lado a los ciudadanos que se ajusten aún más el cinturón y hacer él lo que le da la gana por el otro. Para qué está el dinero sino es para gastarlo. Lo de meterse con el cine español no chirría tanto como el dar el visto bueno en su casa a gastos innecesarios en plena crisis. Y es que sólo así puede catalogarse la idea del minsterio que dirige, el de Hacienda y Administraciones Públicas, de aprobar la idea de que se pague a tres cantantes españolas para que protagonicen la campaña televisiva de este año de la famosa Lotería de Navidad.
En 2006, Loterías y Apuestas del Estado, organismo dependiente del citado ministerio, decidió prescindir de «el calvo de la Navidad» (no confundir a Clive Arrindell con Antonio Lobato) precisamente porque, ya convertido en famoso, su presencia no era barata (tenía un contrato en exclusiva, a cambio de una suma bastante importante). Pues bien, para este 2013 se quiere contar por primera vez con tres rostros populares, los de Montserrat Caballé, Marta Sánchez y Niña Pastori.
Se acabó lo de que el anuncio lo hagan niños. Quizás es que Montoro quiera poner fin a esta «explotación infantil», pese a que esa medida le vaya a costar sus buenos dineros. Y es que por mucho que Marta, el objeto de deseo nacional de los 90 y la mujer que hizo rica a «Interviú» con su desnudo, y la Niña Pastori que descubrió Camarón cuando ella tenía 12 años, ya hayan dejado hace mucho de ser «top ventas», nuestra soprano más internacional no se mueve de su casa ni por tres euros ni por mucha simpatía que le pueda tener al ministro, algo que ya de por sí resulta difícil de creer no sólo en ella sino en cualquier otro españolito.
Sin duda es curioso que haya decidido dar este giro a la política de esa empresa mientras otro clásico navideño como el anuncio de Freixenet decidiese prescindir en 2009 de los famosos para promocionar su marca. Ese año repitió el «spot» de 2008 con las nadadoras de sincronizada. y desde entonces cambió a nombres como Liza Minelli (la primera a la que contrató), Paul Newman, Demi Moore o nuestra Penélope Cruz por los de la culé Shakira, la bailaora Sara Baras y los de 12 anónimos que tuvieron su minuto de gloria el año pasado. Saldos, comparados con los cachés de los anteriores.
El ministro, sabeedor de lo que recauda con este sorteo, no debe querer que se repita la experiencia del año anterior, cuando bajaron las ventas del mismo. «Los Ángeles de Montoro» son una inversión de futuro. Eso al menos es lo que él cree. Habrá que ver si éstos tienen tanto tirón como los que tuvo Charlie en la serie de los 70. La diferencia es que los de ahora no tendrán que resolverle casos (para eso ya tiene a sus inspectores) sino venderle décimos.
La mosca de ajuste