lunes, noviembre 25, 2024
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El relato de ETA

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Sabíamos que iba a pasar, pero no por ello ha sido más digerible el hecho de que 79 criminales múltiples puedan salir en libertad en pocos meses, después de que el Tribunal europeo de derechos humanos haya tumbado la llamada doctrina Parot, un auténtico revés para los demócratas de este país. Sólo hay que echar un vistazo al alborozo con que la izquierda abertzale ha tomado la resolución, para imaginar el mazazo que eso significa para las víctimas del terrorismo que están desoladas por la decisión.

Estos días hemos oído hasta la saciedad eso de que la ley es dura pero es la ley y hay que acatarla y cumplirla. Sabíamos que la doctrina Parot bordeaba la legalidad, es decir, que se ponía en cuestión el principio de irretroactividad que figura en la constitución y por eso a estas alturas de nada vale llorar por la leche derramada o insistir que esa doctrina fue una chapuza legal que ha servido sólo para retrasar unos años la puesta en libertad de terroristas, violadores o pederastas y para que ahora nos saquen los colores.

Las víctimas, reclaman Memoria, Justicia y dignidad y no podemos tolerar que termine por ser sólo un eslogan

Llegados a este punto y una vez que no cabe ningún tipo de recurso a la decisión sobre la etarra Inés del Río, lo que hay que plantearse es que hacer para evitar que sigan el mismo camino más de medio centenar de peligrosos terroristas. De entrada hay que ganar tiempo y tomarse cada uno de los casos con parsimonia. Como se tendrán que ver uno a uno se podrán recurrir también uno a uno y ya se sabe eso de «pleitos tengas y los ganes» que reza la maldición.

Vaya por delante que entiendo y comparto el dolor de las víctimas, su indignación, tras el «regalazo» que, en nombre de los derechos humanos el tribunal europeo le acaba de hacer a ETA. Frente a eso el Gobierno tiene que actuar con contundencia y cumplir lo que le hemos oído al ministro del Interior: que no van a consentir ninguna humillación a las víctimas o, lo que es lo mismo, que no tendremos que tragarnos el espectáculo de ver a estos asesinos convertidos en héroes según vayan saliendo en libertad y, por otro lado, que no habrá ninguna modificación de la política penitenciaria.

Ha dicho Ana Velasco Vidal-Abarca, hija de Jesús Velasco asesinado por ETA, que la derogada doctrina Parot se convertirá en una gran herramienta propagandística en contra de la justicia española, a la que los amigos de ETA acusarán de haber atentado contra los derechos de los indefensos «presos políticos vascos». Desde luego no le falta razón porque ya lo están haciendo, pero hay que hacer frente y combatir con toda la fuerza de la ley esa gran mentira.

En esta dramática historia, que se ha llevado por delante a 900 inocentes, hay vencedores y vencidos. Ha sido la democracia la que ha vencido y ahora no podemos permitir que un puñado de asesinos pretenda reescribir la historia y ponernos a todos en el mismo nivel. Ellos están ahí y siguen con su pistolas y sus capuchas. Ni han pedido perdón ni han entregado las armas. Esa es la realidad que no debemos olvidar. Por eso resulta paradójico que apelen ahora a esos derechos humanos que ellos arrancaban de cuajo cada vez que elegían de forma certera una nuca en la que descerrajar su fanatismo. ¿Y somos ahora nosotros los amonestados? La sentencia debe acatarse porque no hay más, pero de eso a que el relato lo escriban ellos hay un abismo. Las víctimas, reclaman Memoria, Justicia y dignidad y no podemos tolerar que termine por ser sólo un eslogan. ¿Cómo hemos podido hacerlo tan rematadamente mal durante todo este tiempo?… Es descorazonador.

 

Esther Esteban

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