La cara de González Pons era un poema y la de Javier Arenas lo decía todo. Aunque esperados, los abucheos y los gritos de la multitud contra el Gobierno de Rajoy les pilló con el gesto cambiado. Al igual que otros dirigentes del PP (Esperanza Aguirre, Ignacio González, Ana Botella, Arantza Quiroga, Oyarzábal, Iturgaiz,…), asistían a la gran manifestación celebrada el domingo en Madrid para exigir justicia y protestar por las excarcelaciones de presos a raíz de la anulación de la llamada «doctrina Parot» y era evidente que algunos pasaron un mal rato.
Unos más que otros, porque no era ocasión para políticos. Ni del PP ni del PSOE, los partidos a los que los ciudadanos endosan la responsabilidad de no haber cambiado a tiempo el Código Penal (aprobado en 1973 y derogado en 1995) que permitía la redención de penas por trabajos realizados durante la estancia en la cárcel.
La llamada «doctrina Parot» intentó ser el remedio tardío -validado por el Tribunal Supremo y el Constitucional, realizaba el cómputo a la totalidad de los años de condena lo que, en la práctica, prolongaba la estancia en prisión- pero, al ser rechazado por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, abrió las puertas de las prisiones a señalados terroristas y a otros delincuentes con muchos crímenes a sus espaldas.
Los abucheos y los gritos de la multitud contra el Gobierno de Rajoy les pilló con el gesto cambiado
La sentencia anticipa excarcelaciones y provoca la indignación, la impotencia y el dolor de las víctimas y de sus familiares. En ese clima de exacerbación de sentimientos, el Gobierno que por boca de los ministros de Interior (Fernández) y Justicia (Gallardón) había dicho que acataba el cumplimiento de la sentencia, aunque no les gustaba, se vio superado por la reacción del personal.
Suma de opinión pública y opinión publicada o radiada. En un intento de desactivar o rebajar la tensión detectada, el propio presidente del Gobierno recibió a las presidentas de dos asociaciones de víctimas del terrorismo. A juzgar por los abucheos (y los insultos) coreados durante la manifestación, es evidente que el Gobierno no ha conseguido transmitir, con palabras al alcance de todos, un mensaje capaz de explicar lo sucedido y sus antecedentes.
En los días previos a la manifestación algunos dirigentes del PP (González Pons, Floriano) rotaron por los platós de televisión con un discurso que pretendía endosar al Gobierno de Zapatero la responsabilidad de lo ocurrido. Con dos argumentos: fue ZP quien designó a López Guerra (el magistrado español que ha votado en Estrasburgo a favor de la derogación de la «doctrina Parot») y lo ocurrido formaría parte de lo que Jaime Mayor Oreja denomina «hoja de ruta», un proceso de supuestas contrapartidas pactadas con la dirección de la banda terrorista ETA, con el objetivo de poner fin a la lucha armada.
Con o sin fundamento, a juzgar por los gritos y abucheos que se escucharon durante la manifestación, una parte de los asistentes parece convencida de que el Gobierno que preside Mariano Rajoy habría hecho suya la mencionada «hoja de ruta». De ahí los abucheos y hasta los insultos lanzados contra el Jefe del Ejecutivo.
No hace falta ser un lince para ver que lo qué más satisfacción genera entre los turiferarios del mundo pro etarra es observar las desafecciones que la mencionada sentencia provoca entre los demócratas. Un pena.
Fermín Bocos