Había prometido «reventar» la exclusiva a ‘Sálvame’ y a fe que lo ha conseguido. Isabel Pantoja tiene muy claro que si su familia es noticia por cualquier motivo ella, y sólo ella, es quien tiene que darla a conocer. Para ello no ha dudado en dar ejemplo con el embarazo de su hija, que, como cantaba Julio Iglesias, ha pasado en la última noche «de niña a mujer». Se acabó lo de pixelar su cara. Ahora ya nadie necesitará tirar de ciencia infusa para simular su rostro, al estilo de lo que antes muchos hacían para imaginarse cómo serían los de las protagonistas de las pelis porno de Canal +.
Paz Padilla, la sustituta los jueves de Jorge Javier al frente del espacio con que cada tarde nos deleita Telecinco, intentó privarle de tal placer a la tonadillera, anunciando durante todo el espacio que iban a revelar el comunicado antes de que finalizara el programa, pero no la dejaron. Mejor quedar por «pinocha», algo que tiene fácil con su nariz, que arriesgarse ella o la propia cadena a recibir una demanda, por aquello de que la ley protegía a la menor hasta la medianoche, cuando cumplía los 18 años.
No era plan el que la cantante volviera a llevarles a todos a los tribunales cuando se encuentra en negociaciones «muy avanzadas», según cuentan desde Mediaset, para volver a Telecinco un año y medio después de haber salido de la cadena por la puerta de atrás, al romper de manera unilateral el contrato que tenía con ella.
Vasile, que más que italiano parece nacido en Triana, por lo mucho que le gustan las folclóricas y todo lo que las rodea, sabe que, venda o no discos y de o no conciertos, la Pantoja es sinónimo de audiencias, y si encima comparece acompañada por su hija Chabelita, la que va a ser protagonista en 2014 del «bautizo del año», mucho más. Para qué dar una noticia, por muy exclusiva que sea, si puedes contar en el futuro para tí solo con los testimonios de las protagonistas de la misma.
Lo de menos era que la «trouppe» de Jorge Javier haya estado haciendo el ridículo desde septiembre imitando a una embarazada, haciendo la canastilla para el bebé o incluso llevando a cabo una cuenta atrás con el día elegido para dar a luz. Vasile debió pensar que todos ellos han hecho tantas veces el ridículo que tampoco iba a acabarse el mundo porque lo hicieran una vez más. Ahora él podrá negociar mucho más tranquilo el contrato con su Pantoja del alma. Como en los comicios electorales, aquí todo el mundo acabará ganando.
La mosca de ajuste