domingo, noviembre 24, 2024
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El debate energético

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Es otro de los problemas sin resolver. Durante años, hemos tirado con pólvora ajena en todas, al menos en algunas de las energías renovables, hemos mantenido artificialmente otras, hemos desechado la nuclear -que posiblemente es la más limpia y la más rentable-, tenemos un déficit de tarifa que acabaremos pagando, pero que es un lastre descomunal, y este Gobierno ha tomado decisiones que han dejado a la intemperie a empresarios que se habían lanzado a invertir, con primas o subvenciones irresponsables, y que hoy son insostenibles. Y lo que es peor, no sabemos cuál es el modelo de futuro.

El 57 por ciento de lo que pagamos en nuestro recibo de la luz se va en primas, impuestos y subvenciones

Tampoco me sirve de mucho consuelo que países que parecen más serios, como Alemania, y presidentas que parece que no se casan con nadie, como Ángela Merkel, hayan tomado la decisión de frenar el desarrollo de la energía nuclear, aunque, ahora, tal vez tenga que dar marcha atrás.

La denuncia de Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, y de otros empresarios del sector es demoledora: «el 57 por ciento de lo que pagamos en nuestro recibo de la luz se va en primas, impuestos y subvenciones«, entre ellas un 21 por ciento a las renovables. Y de ese dinero, un 8 por ciento va a la producción de energía solar, que sólo produce el 5 por ciento de la energía en España. Galán dice que la energía solar supone un gasto de 400 euros a un ciudadano mientras que la eólica sólo costaría 80. Yo no entiendo el recibo de la luz, así que me declaro incompetente para entender por qué subvencionamos algo que es muy caro cuando tenemos alternativas mejores y más baratas.

Pero sí tengo opinión sobre lo que me parece el fondo del asunto: esa mala praxis, esas decisiones políticas que nos hacen producir algo innecesario a precios insoportables -y pagarlo de nuestro bolsillo- tiene, debe tener, unos responsables que usaron mal el dinero público. Y habría que buscar y poner a disposición de tribunales de ética o de justicia a quienes promovieron este negocio del que algunos han sacado pingües beneficios y otros, una ruina inminente. ¿Se acuerdan ustedes de las famosas plantas desalinizadoras que íbamos a instalar en toda la costa española y que iban a acabar con el problema del agua? ¿Cuánto dinero nuestro invirtieron algunos responsables políticos en este proyecto y qué queda de todo aquello? Pues eso, que los gestores del dinero público deberían ser responsables de sus decisiones. Y si primaron la energía solar deberán explicar por qué, cuánto se gastaron y qué coste ha tenido. Porque de aquellos barros vienen estos lodos. Y no digo que los metan en la cárcel, pero, al menos, que les señalen públicamente y que les incapaciten para seguir haciendo lo mismo en otros sitios. Al menos con el dinero público.

Francisco Muro de Iscar

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