lunes, noviembre 25, 2024
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Sexo y sangre, de la mano por favor

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Sexo y sangre. Sangre y sexo. Sin duda, esa ha sido la fórmula que ha lanzado al éxito y la fama a 'Spartacus' y 'Juego de Tronos', dos de las producciones audiovisuales más aclamadas de los últimos tiempos. En el ámbito videojueguil, las mejores recetas, encabezadas por franquicias como 'Grand Theft Auto' y 'God of War', siempre han llevado en grandes cantidades ambos ingredientes. Por eso mismo no pude hacer otra cosa más que dudar desde que Microsoft anunció el buque insignia con el que pretendía lanzar su consola de nueva generación, que no es otro que 'Ryse: Son of Rome'.

 

'Ryse' cojeaba desde el primer momento. No negaré que un título ambientado en la época del antiquísimo Imperio Romano que ofrece ríos y ríos de sangre en los que rebozarse es, a priori, una propuesta muy llamativa. Los hombres somos así. Y tampoco negaré que, más que mi instinto o la ausencia de tetas en su tráiler, lo que me hizo notar un importante vacío en la obra era el logo de Crytek como el del equipo a cargo del trabajo. La desarrolladora, de capa caída en los últimos años, parece dedicarse a corroborar los peores temores de cualquiera.

 

Si por algo destacaba el arte clásico romano era, sin duda, por su arquitectura.   A aquellos con una vena más artística quizás les suene el nombre de Vitrubio, quien en su tratado 'De Architectura' definió las cualidades que debía poseer toda obra: Firmitas (firmeza), Utilitas (utilidad) y Venustas (elegancia). Ojalá hubiera habido alguien en Crytek con dicha vena. Quizás les hubiera explicado esto. Yo me hubiera conformado solo con que hubiera entre sus filas alguien que supiera del Imperio Romano más que el nombre de dos emperadores y un par de monumentos.

 

La firmeza es una utopía en el caballo ganador de Microsoft. El juego brilla en lo técnico y palidece en lo jugable. Mientras tus ojos y oídos se sienten por momentos cohibidos, tus manos hacen lo propio, solo que de la vergüenza. Durante el último lustro los juegos de Quantic Dream han sido sido apaleados por sus detractores al consistir en pulsar apenas un par de botones entre escena y escena. Su jugabilidad era comparada con la configuración de un DVD. ¿Qué podemos decir entonces de 'Ryse' donde, aunque falles los botones a pulsar, los personajes siempre hacen lo mismo y cuyas escenas carecen de chicha alguna?

 

En el caso de la utilidad, hay cierta duda. Crytek, además de ser conocida por los juegos que hace, lo es por los motores gráficos que desarrolla. Para ellos, sin duda, 'Ryse' tiene mucho sentido. Se trata de publicidad y propaganda costeada por Microsoft de lo que se puede lograr con su nuevo motor. Mal negocio no han hecho. Las ventas que obtengan, que no parecen ir a ser pocas, prácticamente les garantizan una secuela si así lo desean. Microsoft se debate entre una cosa y otra. No duda en presumir del juego y, al mismo tiempo, impidió a la prensa analizarlo hasta 24 horas antes de su venta, y no cuando se analizaba el resto del line up de su nueva consola. Para los usuarios, sin embargo, apenas sirve para presumir ante amigos y familiares de las capacidades de su nueva consola. Un mero aperitivo que no ha de consumirse del tirón. No porque sea imposible (ronda las 6, 7 horas), sino por el tedio y lo monótono de su planteamiento.

 

Ningún pero hay en cuanto a lo visual. Bello, elegante y, porqué no, impresionante. De lo más llamativo de la nueva generación. Campos como las animaciones faciales, la flora o la iluminación se internan en niveles desconocidos. Las cinemáticas y el ingame se entrelazan y forman una sola cosa. Su contenido, historia y argumento, quizás no fuera en su día digno de ser narrado en latín, pero tampoco pretende ser el motivo de nuestra compra. Hay recorrido y capacidad de mejora, por supuesto, pero estos albores son sin duda prometedores.

 

En cualquier caso, si aquello que da nombre a este ocio, la parte interactiva, jugable, falla, poco se puede hacer sino regañar a aquellos que hayan olvidado el alma de esto. Como mínimo podrían haber combinado sexo y sangre, como debe ser. En el peor de los casos nos hubiéramos encontrado algo parecido a 'Spartacus' y 'Juego de Tronos'. Sí, ese debió ser su fallo.

 

David Arroyo

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