domingo, noviembre 24, 2024
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Los pequeños y el debate

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En del Debate sobre el Estado de la Nación, todos los focos se reservan para los líderes de los dos principales partidos del arco parlamentario: Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. También se llevan las portadas de los periódicos y sus principales espacios de análisis. Es la lógica de la aritmética pero no resume lo esencial de los sistemas democráticos: el pluralismo. Los pequeños también existen.

En ése registro, los partidos minoritarios aportan la sal y en ocasiones hasta la pimienta que con algunos gestos excéntricos contribuyen a dar color a las sesiones de debate. Un clásico, y, por lo mismo muy esperado, es el «duelo» entre Rosa Díez y Mariano Rajoy. Por alguna misteriosa razón, al Presidente del Gobierno le crispan las intervenciones de la líder de UPyD. Pese a la flema gallega de la que hace gala Rajoy, Díez, siempre consigue sacarle de sus casillas. Volvió a suceder el martes. «Ud. Dice que me tiende la mano, pero antes quería cortármela…» -se quejaba el Presidente.

No es en las discrepancias políticas dónde hay que buscar el catalizador de los chispazos, es el insondable arcano de la condición humana. Salvando las distancias, recuerdo que a Felipe González le pasaba lo mismo con Julio Anguita. Cada vez que debatían, saltaban chispas. No hay que darle mucha importancia porque este tipo de cosas animan los debates. Especialidad histórica -la animación- que es casi titularidad de los diputados de los pequeños partidos valencianos. Los ujieres de la Cámara todavía recuerdan al diputado de Unió Valenciana, Vicente González Lizondo dejando una naranja encima del pupitre de Felipe González y, para no faltar a la tradición, este vez ha sido el diputado Joan Baldoví («Compromis»), quien al hilo del conflicto de los trabajadores de Coca-Cola, subió a la tribuna con una lata de esta bebida.

Otras veces, la búsqueda de la foto de portada en los periódicos  pasa por el trámite de exhibición de camisetas con lemas alusivos a problemas del momento. Es costumbre muy arraigada entre los diputados de Izquierda Unida. Lo que en ocasiones no consiguen con sus discursos -por fundados que puedan estar-, lo logran con una imagen. En esto de buscarse la vida, los representantes de los partidos minoritarios, son maestros. Es puro darwinismo: sólo sobreviven quienes consiguen adaptarse o sorprender a cronistas y fotógrafos. Ya digo que son los pequeños quienes animan las largas y en ocasiones tediosas sesiones de debate en el Congreso.

Esther Esteban

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