sábado, noviembre 23, 2024
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Los desnudos de ‘El Príncipe’

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Se abrió la veda. Ni tan siquiera han esperado en 'El Príncipe' que llegara la primavera para que todo el mundo comenzara a despelotarse, como si los rigores del invierno ya hubieran pasado y primara ya lo de quitarse ropa y mostrar sus encantos internos.

El último capítulo de la triunfal serie de Telecinco (ya le pueden poner enfrente lo que sea que no bajará de los cinco millones de espectadores) no dejó a una actriz sin mostrar sus senos (bueno, sí, a Elia Galera, que no tuvo ni un segundo de gloria en el mismo, y a Thais Blume, que bastante tenía con no volar por los aires con el terrorista islámico).

Lo bueno es que, a diferencia de las actrices de la época del destape, que justificaban sus desnudos en aquella mítica frase de «si lo exige el guión…», en esta ocasión todos fueron gratuitos, se podrían haber evitado y nadie se habría enterado.

Empezó Hiba Abouk, con una escena de ducha individual que no venía a cuento salvo para confirmar al guionista como un salido en potencia. Continuó con Susana Córdoba, la espectacular tabernera que se lo monta con Coronado (preguntarle a éste si quería un poco de agua tras el coito, levantarse de la cama para traérselo y girarse sin venir a cuento para que un primer plano se recreara en sus turgentes senos, como diría Ansón, era un guión que no se sostenía por ninguna parte), y culminó con las dos amigas de Fátima Ben Barek, la ínclita Hiba, en otra escena intrascendente en una azotea que por cierto cantaba por todos lados que no era tal (en esta ocasión ni intentaron disimular que todo se debía al croma).

Lo de estas dos mozas continuó en el espacio posterior al capítulo, donde sólo faltó que la imagen fuera a cámara lenta mientras se quitaban una y otra vez la parte superior del biquini. Según ellas el estar una acompañada por la otra les terminó de quitar cualquier vergüenza durante la grabación e incluso al final hasta rechazaban el albornoz para taparse, como si el rodaje se hubiera convertido en ese instante en una bacanal romana.

Para delante, para detrás, que si me lo quito, que si me lo pongo. Lo mejor es que una de ellas terminó diciendo que lo único que le preocupaba era que lo viera luego la gente. Pues nada hija, cinco millones por un lado, otros dos millones en el espacio posterior, y los que te rondaré morena en las futuras reposiciones en otros canales del grupo. Vamos que no va a haber ni un españolito que no vaya a ver tus tetas al aire.

Quizás lo de «si lo exige el guión» es que se se ha sustituido en estos tiempos por lo de «si lo exige Telecinco…», porque hay veces en que uno cree que de un momento a otro van a aparecer en algún plano las «mama chicho». «¡Que no falten las tetas!, ¡Que haya tetas, muchas tetas!». A lo mejor esas son las dos únicas consignas que dan cuando encargan una serie. Pues nada, que siga el despelote.

La mosca

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