lunes, noviembre 25, 2024
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Lisboa quiere ser patrimonio de la humanidad

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Lo raro es que no lo sea todavía. Todos mis amigos españoles me comentan la belleza de la ciudad, pero también la cantidad de edificios en ruina y un cierto abandono general. Si esta Declaración por la UNESCO sirve para restaurar la ciudad, bienvenida sea. Museólogos y urbanistas están ya trabajando en la candidatura, que tiene que ser completa, detallada y realizable. Una de las preocupaciones es decidir el perímetro de protección para que no solamente incluya la Baixa sino barrios aledaños.

El procedimiento es largo, estamos hablando de cuatro o cinco años. Pero no puedo por menos, vistos otros lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO que yacen en el mayor abandono, que transmitir algunos recados:

  • que no sea solamente una etiqueta y haya ayudas para restaurar tanta ruina, tanto palacio abandonado. No hay dinero en todo Portugal para preservar nuestro riquísimo patrimonio;
  • no puede ser una burbuja y que fuera del perímetro declarado sea la ley de la especulación inmobiliaria, es decir, la ciudad sin ley. Esto lo vemos en los barrios  periféricos, en general muy feos, amazacotados, de bloques enormes. Lo mismo que lo vemos en Úbeda, que es, curiosamente, Patrimonio de la Humanidad y todos sus barrios modernos, contemporáneos, son un horror.
  • no se puede consentir la proliferación de tiendas de recuerdos, horrorosas, mal cuidadas, que van ocupando lo que fueron mercerías y tiendas antiguas.
  • no se puede dejar que la Baixa se convierta en zona de copas y discotecas, con el barullo y suciedad consiguientes, como ya sucede en el Bairro Alto, devastado por bares, ruido y masas que alteran la vida todas las noches de los fines de semana a base  de alcohol barato.
  • que ello no signifique la expulsión de sus modestos habitantes y convertir la parte histórica en una zona sólo «para o turista ver».
  • ¿conservarán la calzada portuguesa? Con el pretexto de que resbala, de que las personas se tuercen los tobillos, ahora el ayuntamiento parece deseoso de liquidarla en pro de losas, cemento y demás lindezas. ¿No sabían que resbalaba? Pero quitarla es sólo más banalización.

Y, finalmente, una conditio sine qua non: que los ciudadanos seamos consultados, que podamos opinar, lo que casi nunca acontece. Por ejemplo, que los moradores del Bairro Alto, convertido en barrio de copas y ruido, puedan decidir si quieren descansar y dormir tranquilos o deben estar sometidos al barullo y a la movida. Que no se nos den los hechos consumados, cocidos en los sabios gabinetes. Voto, pues, porque esa declaración, cuando llegue, sea algo más que una etiqueta para atraer turistas, una medalla que se cuelguen los políticos o un pretexto – innecesario- para dar más renombre a la ciudad.

A los Ayuntamientos y munícipes les encanta esto de las etiquetas y galardones, pero habría que recordarles lo que significa ayuntamiento: unión. Debería interesarles más cómo queremos vivir los ciudadanos, qué tipo de ciudad queremos, si sólo como decorado o como espacio vital. No es casual que, según el Eurobarómetro de este mes, los portugueses seamos los menos safisfechos sobre cómo funciona la democracia, sólo un 14%.

Bienvenida declaración, cuando llegue, pero que no sea, como dijo nuestro Camões, para que la Fama te exalte y te lisonje. 

Rui Vaz de Cunha

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