Duele, sí, continúa doliendo, el recuerdo de aquel 11 de marzo en que un grupo de desalmados provocaron una matanza en Madrid. 192 muertos y más de mil quinientos heridos fue el balance de aquel atentado asesino llevado a cabo por yihadistas que comenzaron a prepararse en Karachi en el año 2001, según un informe elaborado por el catedrático Fernando Reinares, experto investigador en terrorismo internacional.
192 muertos y más de mil quinientos heridos fue el balance del atentado asesino
El informe de Reinares parece despejar definitivamente todas las dudas que pudieran quedar habida cuenta que durante estos diez años algunos se han dedicado a expandir supuestas teorías conspirativas. Ha habido quien ha continuado empeñado en que no se podía descartar la autoría del atentado a ETA, otros, que fue fruto de una conspiración para que el PP perdiera las elecciones.
Diez años después quienes han alimentado estas teorías deberían de reconocer que la realidad no fue otra que la que la investigación policial y judicial determinó: que fue un atentado perpetrado por islamistas fanáticos.
Durante estos diez años la sociedad española pero sobre todo las víctimas del atentado se han visto sacudidas por ese sin fin de teorías conspirativas que les ha restado la posibilidad de encontrar el sosiego necesario para afrontar su duelo.
Al menos el tiempo transcurrido ha servido para que las fuerzas de seguridad hayan abordado una signatura pendiente, la de estar preparados ante el terrorismo yihadista que vienen actuando en cualquier parte del mundo, incluida Europa.
En el informe del catedrático Reinares se explica que el atentado del 11 de marzo fue fruto de una venganza. Al Queda contaba con una célula en España que fue desmantelada en el transcurso de una operación dirigida por el juez Garzón, y los integrantes de la célula, más miembros del Grupo Islámico Combatiente Marroquí, más delincuentes comunes pero de ideología salafista, decidieron entonces propinar un golpe en el corazón de España.
Es decir, amen del sinfín de detalles desconocidos hasta ahora, en lo esencial, la investigación del catedrático Fernando Reinares, coincide con las investigaciones policiales y con la investigación judicial. Se debería de poner por tanto fin al capítulo de especulaciones y teorías conspirativas azuzadas desde distintos ámbitos.
Se debería poner fin al capítulo de especulaciones y teorías conspirativas
Durante los días posteriores al atentado populares y socialistas, que al fin y al cabo representan al grueso del electorado, en vez de aparecer unidos frente a la tragedia se dedicaron a lanzarse reproches y esgrimir culpas por determinadas políticas. Diez años después sería deseable que todos los partidos se unan al dolor de las víctimas, y lo hagan sin más, sin partidismo, sin reproches, acompañando a quienes aquel día sufrieron directamente las explosiones asesinas o que perdieron a familiares y amigos. Esperemos que en este décimo aniversario todos los responsables públicos estén a la altura de lo que esperan ciudadanos y víctimas.
Julia Navarro