Es curioso echar la vista atrás y ver como ha ido reaccionando la gente a las noticias que se nos han ido ofreciendo desde 'Konami' sobre 'Metal Gear Solid V: Ground Zeroes'. Todas ellas han conformado un auténtico caleidoscopio de emociones en el que por supuesto hay cabida para la alegría y la decepción. Hace apenas unas semanas eran pocos los que no celebraban el anuncio de una rebaja en el precio oficial del título. De cuarenta euros pasábamos a tener que pagar solo treinta, o veinte en el caso de las versiones digitales.
Menos aún eran los que poco después no hacían lo propio, festejando las ofertas de distintos establecimientos para el lanzamiento del juego (la PlayStation Store regalaba una copia de 'Metal Gear Solid: Peace Walker' y MediaMarkt nos dejaba las copias físicas a veinte con uno de sus famosos cambiazos, por citar dos de los muchos ejemplos habidos). Ingenuos de nosotros, todo era un fatal espejismo, la habitual pero siempre irreconocible calma que precede a la tormenta y que pretendía endulzar el jarro de agua fría con el abrirían los debates de muchos medios especializados horas después. La duración.
Kojima Productions había realizado una brillante jugada de márketing que buscaba distraer la atención del hecho de que las misiones principales de 'Ground Zeroes' pueden ser superadas (sin prisa pero sin pausa) en apenas una o dos horas, y en diez efímeros minutos si lo que queremos es llevar a cabo un speedrun. Con lo que le gustan a nuestro querido Hideo Kojima los temas transcendentales es sorprendente que no se haya dado cuenta de que pararse a mirar el paisaje y recoger setas y coleccionables es como la soledad, que solo resulta atractiva cuando se trata de una opción, de algo que elegimos voluntariamente. Hacer esos objetivos secundarios ha pasado a ser un elemento indispensable del que prescindiendo tendremos la sensación de que nos han tomado el pelo o se han olvidado de incluir el resto del juego en nuestro disco.
Prólogo, introducción, adelanto a modo de expansión, capítulo extraído del juego final, DLC (Downloadable Content)… Muchos han sido los nombres empleados hasta ahora para describir a 'Metal Gear Solid V: Ground Zeroes', o “la demo más cara de la historia”, que es el seudónimo de dudoso prestigio por el que muchos conocen ahora a la obra. Porque esta vez ha sido “demostración” y no “crisis” la palabra ignorada y evitada en medio mundo, y por supuesto en toda sinopsis del juego.
Lo que sin embargo ha resurgido y pasado a ocupar un lugar preferencial en el vocabulario de la desarrolladora es el campo semántico que conforman conceptos como rejugable, misiones secundarias, diferentes niveles de dificultad, paladear o exprimir. Aunque a pesar de los esfuerzos, la impresión es de que se nos va a cobrar por algo parecido a los capítulos que hay al final de todos los tomos de 'Canción de Hielo y Fuego', un adelanto de un producto futuro, ya ni siquiera a la venta, simplemente ni terminado.
Sobra decir que calidad y cantidad no tienen porqué ir de la mano. Que se lo digan sino a 'Journey' o al reciente 'Left Behind'. Habrá quien hasta diga que, puestos a valorar el juego por su precio, analicemos también la portada y el embalaje. Que no criticándose un libro por el número de páginas o una película por la duración total de la misma, es absurdo atacar a 'Ground Zeroes' por dichos motivos. Pero siguiendo con ese mismo ejemplo del cine, ya de por sí sacado de contexto, también es indudable que por soberbio que nos resulte un cortometraje en ningún lado nos vemos obligados a pagar por su contemplación lo mismo que por una película (por mala que ésta sea). Contenidos capados, sin terminar, limitados o que podrían haber venido en la versión final comercializados precio normal. ¿Habrá la industria del videojuego encontrado una nueva gallina de los huevos de oro? ¿Supondrán el fin de demostraciones de prueba como las ofrecidas por 'Soul Sacrifice' o 'Bravely Default', que hasta superaban las diez horas de longevidad?
Las notas ya han dejado claro que estamos ante un producto que desborda calidad argumental, jugable y audiovisual, pero no han desaprovechado la ocasión de atizar este nuevo modelo de negocio que a partir de este jueves (fecha de salida) estará en el punto de mira de todos, para ver el precedente que genera en la industria. Quién nos iba a decir que lo que se creo como un tentempié gratuito con el que los fans más acérrimos de la saga pudieran paliar la espera hasta 'Metal Gear Solid V' (que se hará de rogar hasta el próximo 2015) acabaría convirtiéndose en un show privado no apto para el proletariado. Como un sabio dijo una vez, el precio a pagar para que te enseñen las tetas es directamente proporcional a quien te las enseñaría. Que por desgracia (o por fortuna, quién sabe) no podemos hacer la misma oferta a Scarlett Johansson y a la portera de nuestro bloque. Y para nuestra desgracia, Kojima parece sentirse una estrella del cine.
David Arroyo