Se busca al traidor, al chivato, a la persona que ha incumplido la proclama de confidencialidad que los familiares de todos los participantes de 'La Voz Kids' habían firmado con Telecinco. En la cadena están dispuestos a dar con él, por mucho que el programa se despidiera este jueves con más de cinco millones de espectadores y un 31% de cuota de pantalla.
La pregunta que se hacen en la casa es qué habría pasado de no haber salido una semana antes en algunos medios (ESTRELLA DIGITAL no «espolió» nada) el nombre de la ganadora en el concurso. ¿Habrían podido batir todos los registros habidos y por haber?
La respuesta más factible es que no, ya que, por ejemplo, todo el mundo sabía que el 'Titánic' se hundía y que Di Caprio se ahogaba al final y sin embargo ni por eso dejaron de verla ni fueron más espectadores a las salas para cachondearse del calzonazos de Leonardo. Pensar en más de cinco millones de españolitos viendo tamaño concurso se me antoja poco más o menos que imposible, aunque por otra parte ya lo es la cifra de los que lo vieron, por muy «ricos» y «simpáticos» que sean esos niños.
Vasile parece haber convertido Telecinco en un simulacro de los 'C.S.I.' que tanto explotó, antes de arrinconarlos poco a poco y mandarlos a otras cadenas del grupo, y él mismo intenta ser como una mezcla de Horatio y Grissom, intentando dar con el culpable de tamaña fechoría. Lo único que no ha colgado por los pasillos, por aquello de que alguien le podría decir que no está bien, son carteles con lo de la leyenda de «Vivo o muerto».
Si en las películas, sobre todo en las malas, el mayordomo siempre es el culpable, aquí quien tiene todas las papeletas para desempeñar ese papel es algún allegado a la pequeña chiclanera. A la corta edad de ésta, el que la hizo la foto de noche en esa habitación, ya fuera de hotel o domicilio particular, con su trofeo y con su cheque de 10.000 euros, no podía ser otro que un familiar.
Es por ello que Telecinco tiene muy claro que esto no es como en el fútbol, donde los jugadores hacen de sus contratos las interpretaciones que a ellos les interesan. Que en el mundo de la televisión los mismos están para ser cumplidos, sobre todo por la otra parte (en lo que respecta a la suya propia, Vasile también podría descubrir con facilidad variantes imposibles de ser detectadas por el resto de mortales). Por ese motivo es por el que en casa de María nadie tiene todavía muy claro si verán uno sólo de esos 10.000 euros que ella se había ganado con su voz para completar su formación. Si la letra pequeña no la leen…
La mosca