Para los católicos como yo, la Semana Santa ha perdido durante los últimos años su carácter de recogimiento, de introspección hacia la Figura Divina; el sentimiento de una Fé que uno intenta que sea lo más racional posible aunque se trate de un acto en una creencia.
Pero, en fin, los tiempos cambian y aunque la Fé se mantiene inalterable se va adecuando a las nuevas épocas.
La semana que viene nos habremos olvidado de las torrijas y de las playas
En todo caso, son días de descanso, de asueto para muchos. Lo digo por que lo será especialmente para la clase política de este país. La semana que viene nos habremos olvidado de las torrijas y de las playas y de las casas rurales y de las saetas y de las procesiones. Nos habremos olvidado porque a partir de la próxima semana tendremos otras procesiones; eso sí, éstas mucho más aburridas y machaconas que las verdaderas.
Comienzan las maratónicas sesiones de campañas y precampañas de las elecciones al Parlamento Europeo; de publicidad y contra publicidad, de ataques y ayudas, de convergencias y divergencias, de insultos y piropos, de mails y contra mails; todo, todo un gran movimiento de los candidatos políticos para las elecciones de Europa.
Vuelven al mismo carro las mismas promesas que incumplirán como siempre. Prometerán bajar los impuestos, subir los sueldos, crear puestos de trabajo, que la sanidad y la educación vuelvan a ser gratis para todos, que todos lleguemos a final de mes, que la vida no sea tan cara; en fin, lo que siempre prometen.
Se abrazarán con muchos de nuestros hijos en fotos que aparecerán en los periódicos ; los besuquearan como si fueran sus propios hijos aunque no tengan la más remota idea de quienes son esos niños.
Se acercarán a los ciudadanos para pedirles el voto y tendrán la desfachatez de regañar a los que no lo hagan porque los que no votan no son “demócratas”, claro, según ellos.
España está cayendo en picado desde hace casi ocho años
Da igual si el político es alto, bajo, con barba, sin ella. Da igual si es mujer, hombre, joven, adulto, mayor. Da lo mismo la promesa, el juramento, los objetivos, el programa. Todo eso da igual. Y da igual porque no lo van a cumplir como siempre. Tampoco es novedad que no cumplan un programa electoral.
Sin embargo conviene que lo recordemos. El político es como un prestidigitador. Tiene la capacidad de hipnotizar sin que uno se dé cuenta.
Pero esta vez me temo que lo van a tener bastante más crudo. Cuando a finales del mes de Mayo se celebren las elecciones al Parlamento Europeo, a lo mejor se llevan una sorpresita. Lo digo porque igual se encuentran con un electorado que no les vota, o que vota en blanco. Porque España está cayendo en picado desde hace casi ocho años. El español vive en un auténtico lodazal y sólo se acuerdan de adecentar la calle a la hora de votarles.
Pero luego, una vez que hemos votado, seguimos viviendo en el mismo lodazal. Ellos no. Ellos siguen en sus casitas con aislante para que no entre el granizo.
Yo creo que ya esta bien de ir de pardillos.
Alberto Peláez