Un escándalo en ciernes, como el fraude de los cursos de formación detectado en Andalucía, del que aún desconocemos el alcance, las dimensiones, las responsabilidades y el dinero realmente defraudado, ha caído sobre los medios de comunicación con el propósito de ocultar otro escándalo. El destinatario de la filtración es la Junta de Andalucía, gobernada por la izquierda, y los remitentes se esconden en el tejido institucional del Estado, gobernado por la derecha. Se trata de poner sordina al culebrón que tiene como protagonista al exgerente y extesorero del PP, Luis Bárcenas. No en la parte del sumario que afecta a su enriquecimiento personal sino la que sugiere una larga y sostenida dinámica de financiación irregular del partido en el poder durante los últimos veinte años.
Se trata de poner sordina al culebrón que tiene como protagonista al exgerente y extesorero del PP, Luis Bárcenas
Tal vez todo lo que en el caso Gürtel-Bárcenas remite al dinero negro que entraba en el partido, y que básicamente servía para financiar campañas electorales, tenga un escaso recorrido penal, o ninguno, sobre todo después del reciente informe policial que valora como muy inciertos los vínculos entre el dinero de Luis Bárcenas depositado en bancos suizos y la llamada caja «B» del PP. Dicho informe niega que hayan aparecido pruebas fehacientes de que el dinero negro depositado en las cuentas de Bárcenas proceda de los ingresos irregulares. Eso no impide dar por hecho que realmente hubo una caja «B» en el PP. Y, por otro lado, que las entradas de dinero en las cuentas de Bárcenas eran de difícil justificación, de origen desconocido y presuntamente irregular o no confesado al Fisco.
Se deduce de constatar que un partido político ha estado jugando con ventaja durante muchos años de campañas electorales
Todo lo cual, y al margen del desenlace penal del escándalo, tiene una indiscutible relevancia política. Se deduce de constatar que un partido político ha estado jugando con ventaja durante muchos años de campañas electorales. Así lo ha vuelto a declarar ante el juez Ruz el propio extesorero, Luis Bárcenas, que incluso ha hablado no de una caja «B» sino cincuenta y una, tantas cómodas provincias. Esa circunstancia es aprovechada en el PP para desacreditar un testimonio firmado por un delincuente que está en la cárcel. No le interesa recordar que esa imputación también ha sido formulada en dos autos judiciales, uno del 22 de noviembre de 2013 y otro del pasado 2 de abril, en los que se habla de «contabilidad paralela del Partido Popular controlada por el imputado Sr. Bárcenas Gutiérrez en su condición de gerente y después tesorero» y de «una cierta corriente financiera de cobros y pagos continua en el tiempo al margen de la contabilidad remitida al Tribunal de Cuentas».
La repercusión política del caso llega al punto de haberse convertido en el principal obstáculo parea un eventual acercamiento institucional entre el Gobierno y el principal partido de la oposición. Al menos eso dice el líder del PSOE, Pérez Rubalcaba, cuando declara que esa posibilidad quedó definitivamente arruinada al conocerse los mensajes del presidente Rajoy a Luis Bárcenas, en los que le decía cosas como «Sé fuerte, Luis, aguanta, hacemos lo que podemos». Fue a raíz de eso cuando Rubalcaba pidió la dimisión de Rajoy en sede parlamentaria: «Si tiene usted sentido de Estado, váyanse cuanto antes».
Ahora, ante la enésima confirmación de que el PP se ha venido financiando con dinero negro durante los últimos años, la dirección del PSOE anuncia que no se va a quedar cruzado de brazos y, en consecuencia, a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa, redoblara sus intentos para que se cree una comisión de investigación en el Congreso, sus concejales y diputados autonómicos tomarán iniciativas a nivel municipal y regional para que se investigue la situación financiera del PP en las distintas provincias.
Antonio Casado