Se suele decir que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, y en el caso de Venezuela ese dicho se aplica al dedillo cuando vemos lo que está ocurriendo al frente del actual Gobierno de ese país.
Hace pocas semanas se conmemoró el aniversario del fallecimiento de Hugo Chávez, aquel militar golpista entronizado en caudillo de su pueblo, idolatrado por muchos a la vez que odiado por otros tantos.
Y la verdad es que Hugo Chávez no podía dejar indiferente a nadie porque sus políticas de corte social soberanista inspiradas en el modelo cubano han llevado al caos, a la pobreza, al endeudamiento y al hundimiento de uno de los paises más ricos del mundo en explotaciones petrolíferas, y donde ese oro negro en vez de revertir en su pueblo, se ha regalado a mansalva a su corte de esbirros, a aquellos que le reían las gracias y sus bufonadas desde Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua o Cuba entre otros paises.
Aquel militar golpista entronizado en caudillo de su pueblo
Todos sabemos que para compensar ese descontento entre gran parte de la población, Chávez cubanizaba el país, llevando médicos y profesores de la isla a los barrios más pobres y regalando electrodomésticos entre las clases más desfavorecidas y a la vez mayoritarias en Venezuela, ganándose los favores y simpatías de los más necesitados que son a la vez la gran mayoría en Venezuela.
A su muerte, el dedo de Chávez colocó al frente de Venezuela a Nicolás Maduro quien estos días cumple un año al frente del gobierno venezolan, un verdadero clon de su maestro, en el habla, en los mensajes, y hasta en la forma de vestir, chandal incluido, y quien como mala fotocopia de su original, se ha dispuesto a pasar a la historia como un verdadero genocida de su pueblo, intentando ser más represivo, dictador y caudillo que quien le precedió.
Recordemos de entrada que Maduro cuando llegó como candidato puso a todos los órganos y personas chavistas desde su partido y gobierno a trabajar para que desde las cloacas del Estado se diese un pucherazo en las elecciones presidenciales venezolanas y cuyos resultados oficiales de los medios chavistas, le otorgaban la victoria por poco margen, y que lógicamente no fueron aceptados por la oposición con toda razón.
Sólo le cabía a esa oposición el recurso del pataleo porque los chavistas como buenos comunistas dirigidos por los Castro desde La Habana, lo tenían todo atado y bien atado para intentar perpetuarse en el poder.
Nicolás Maduro a partir de su proclamación como presidente ha demostrado los pocos escrúpulos que tiene, mezclados entre declaraciones alucinantes que no pasarían un mínimo control psiquiátrico y que le llevarían en un país serio a llevar camisa de fuerza y estar internado.
Recordemos a modo de ejemplos el famoso pajarito posado sobre Maduro y que lo describió como la reencarnación de Chávez y que me imagino que sus trinos le relatarían personalmente las correrías del comandante junto a Bolivar en el más allá.
O la truculenta noticia de ver en una mancha de agua la imagen de Chávez en las paredes de las obras del metro de Caracas, todo ello digno de una grotesca película de efectos paranormales.
Los productos básicos escasean y hasta el papel de baño es un lujo conseguirlo
Todo esto y mucho más sería para reir si no fuese por la tragedia humana que está pasando el pueblo venezolano, donde su gobierno es incapaz de solucionar una grave crisis económica por su propia incapacidad y corrupción, la cual está llevando al desabastecimiento en el país que posee una de las más grandes reservas de petroleo del mundo y donde los productos básicos escasean y hasta el papel de baño es un lujo conseguirlo y llega a ser un producto de contrabando.
Además, para acallar las críticas al gobierno, Maduro cierra todos los medios de comunicación que no sean el Nodo del Gobierno venezolano, persigue a los periodistas críticos y amenaza y encarcela a todo líder político que se atreva a alzar la voz contra el régimen dictatorial venezolano.
Pero lo más grave es la represión contra su pueblo desde hace más se dos meses que comenzaron las protestas, con decenas de muertos de la oposición, muchos de ellos jóvenes estudiantes a manos de de la policía, de los paramilitares y de los propios militares venezolanos cada vez más dirigidos en su cúpula por mandos cubanos.
Ante todos estos hechos que están sucediendo en Venezuela, el Parlamento Europeo a instancias del Grupo del Partido Popular acaba de aprobar en Estrasburgo una resolución por amplia mayoría condenando al gobierno de Maduro por estas masacres y exigiéndole que respete los derechos humanos instándole al diálogo con la oposición, pero a la vez debo decir que nos resultó descorazonador para algunos escuchar a algún diputado socialista español defendiendo y ensalzando las barbaridades y canalladas del gobierno de Maduro y posicionándose lamentablemente al lado de la izquierda más radical del arco parlamentario europeo, único aliado del desastroso y represor gobierno venezolano.
El pueblo venezolano, ante la ausencia de libertad y falta de respeto de los derechos humanos, necesita ayuda internacional urgente, y me temo que aunque algunos actualmente en Europa esten más atentos y preocupados por lo que ocurre en Ucrania que al otro lado del Atlántico, entre otras cosas por proximidad, debemos actuar inmediatamente para que esa llamada de auxilio, ese grito desgarrador de socorro que lanza la oposición venezolana no caiga en saco roto, y sobre todo no sea demasiado tarde.
Es nuestro deber, y tenemos que ayudar al pueblo venezolano a salir de esa horrible pesadilla que están viviendo por culpa de las políticas chavistas, y para que recuperen de una vez por todas su libertad y dignidad arrebatadas.
Carlos Iturgaiz