sábado, noviembre 23, 2024
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Los desnudos vuelven a ‘El Príncipe’

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Parecía que se habían olvidado de ellos, como si ya no los necesitaran para sumar adeptos, pero este martes de nuevo los desnudos volvieron a 'El Príncipe'. Por partida doble y en versión masculina y femenina. Vamos, para todos los públicos. 

Eso sí, los guionistas no se estrujaron la cabeza. ¿Quiénes son los principales reclamos para chicos y chicas? La respuesta era fácil: Faruq y Fatima, o lo que es lo mismo Rubén Cortada e Hiba Abouk. Nada de policías como Álex, que ya lució tableta en 'Tierra de lobos', ni amigas de la protagonista, a las que ya les pudimos ver sus senos hasta en cámara lenta (de ello se encargó el programa posterior). 

El primero, como todavía no está muy bien visto que un tío enseñe su aparato genital en televisión, sea o no horario permitido para menores, se marcó un «striptease» a su ritmo. Es decir, cansino. Primero la camisa guayabera, demostrando que el chico se cuida y que pasa por el gimnasio. Segundo los pantalones, bajándoselos como si estuviera en el médico, por debajo de las rodillas. Y finálmente, como si le hubiera dado la orden Jorge Javier Vázquez, los gayumbos (horrorosos, por cierto). 

Lo de ella fue a otro ritmo, más vertiginoso. Ya no era la ducha que se marcó en un capítulo, lenta y «limpita». Ahora se trataba de un «aquí te pillo, aquí te mato» con Morey, como cuando Demi Moore perseguía a Michael Douglas en 'Acosada'. La escena era quizás tan innecesaria como la otra, pero aquí hubo más planos de sus tetas al aire que en aquella.

No hubo que imaginar nada esta vez. Mientras Morey la levantaba por los aires, demostrando que o él está realmente cachas o que ese culo celulítico que hemos visto en las revistas no pesa tanto como podría parecer, se nos mostraban con generosidad los senos de ella. El objetivo de ello,  que los telespectadores masculinos se relajaran más que los madridistas viendo una hora antes el partido de su equipo en Alemania y que las telespectadors femeninas trataran de discernir si los mismos estaban o no operados. 

Era tanto el «caramelo» para el espectador que incluso Telecinco se pensó el aplazar la emisión del capítulo para que la gente que había visto el fútbol, que podría seguir enganchada con posterioridad a la retransmisión, no se lo perdiera, y por supuesto la cadena no tuviera menos clientela. Al final optó por emitirlo y tampoco le fue mal, tan sólo perdió tres décimas, aunque lo suyo hubiera sido que con tanta «carne» la cuota de pantalla hubiera subido. 

En el último, por aquello que es el de la despedida, no necesitarán ni tan siquiera la habitual ración de sexo para decir adiós por encima de esos cinco millones de fieles que tuvieron al principio. Aunque para asegurarlos tampoco vendría mal que la tabernera, que ya lleva tiempo sin hacerlo, volviera a lucir sus encantos. Si lo anunciaran debidamente con antelación la apoteosis sería total.

Claro que a lo mejor lo de tanta teta le terminaba costando dinero a Vasile y compañía, a poco que los de Plano a Plano, la productora, quisieran sacar tajada de esas últimas audiencias. 

 

La mosca

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