sábado, septiembre 21, 2024
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Marioneta ucraniana

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Los acontecimientos en Ucrania dejan en evidencia el cacareado abandono de Europa por parte de los EEUU. Asia es una prioridad norteamericana, pero no a costa de Europa. Europa y Asia son dos prioridades conllevables para Washington. El pánico de algunos no era necesario. Otra cosa es la sempiterna tentación neo-aislacionista norteamericana que la realidad acaba siempre acallando. 

Esta crisis pone de relieve la necesaria coordinación transatlántica en este asunto entre la Unión Europea y los EEUU

Esta crisis pone de relieve, asimismo, la necesaria coordinación transatlántica en este asunto entre la Unión Europea y los EEUU. La Alianza Atlántica sigue siendo, además, relevante para los europeos porque, en último caso, es la única defensa de la que dispone de verdad la UE. Si los españoles viviesen por Centroeuropa lo asumirían quizás más fácilmente pero, aunque no sea así, también es cierto que en un mundo y en una Europa global nuestro destino esta sellado con la Unión Europea. Mostrar nuestra solidaridad nos da más credibilidad cuando pedimos que tengan en cuenta nuestras propias preocupaciones de seguridad. La solidaridad apela a la solidaridad y la insolidaridad a la insolidaridad. 

La UE y los EEUU habrán errado, quizás, con imprudencias y torpezas respecto a una Ucrania presionada por Moscú a causa de su legítimo acercamiemto a la UE, pero ello no justifica la actitud imperialista de Rusia. La suma de dos cosas que están mal no constituye un acierto reza un dicho anglosajón. Ucrania tiene derecho a ser lo que quiera ella misma. Ese es el problema de fondo. Flaco servicio le prestan los que aceptan que sea una marioneta de Rusia aviniéndose a todo lo que le convenga a Moscú.

Ucrania tiene derecho a ser lo que quiera ella misma

Una cosa es la prudencia y la habilidad negociadora por parte occidental, pero otra reprobable sería la de claudicar ante Rusia. Dicen algunos que cuando la unificación alemana, la disolución del Pacto de Varsovia, la liberación de los países satélites de Moscú en el Este europeo y el propio estallido de la entonces URSS, hará un cuarto de siglo, Rusia lo perdió todo a cambio de nada. Lo que ocurrió, más bien, es que cesó la opresión rusa sobre sus Estados vasallos. Si Moscú se quedó con las manos vacías es porque no solo no era legítimo mantener esa opresión, sino que, además, la fuerza usada previamente por Rusia había acabado fracasando. Esa prepotencia militar y policial que utilizó tantos años para oprimir, directa o indirectamente, a países y poblaciones y sofocar levantamientos había dejado ya de amedrentar a sus siervos del Este europeo.

Semejantes compromisos, debido a su enorme calado, tendrían que constar por escrito y estar firmados por todos para ser exigibles

Por otra parte, no consta en ningún documento que Gorbachov obtuviese el compromiso de que ni la UE ni la OTAN ampliarían sus fronteras. Semejantes compromisos, debido a su enorme calado, tendrían que constar por escrito y estar firmados por todos para ser exigibles. La Unión Europea y la Alianza Atlántica están abiertas a cualquier país europeo y democrático que desee ingresar si cumple ciertas condiciones y la estrecha, aunque no total, vinculación entre ambas Organizaciones es una realidad. Por eso ingresaron en ambas los antiguos satélites de Moscú. ¿Acaso no tenían derecho a buscar la garantía de su prosperidad y de su seguridad? ¿Quién está legitimado para negárselo? ¿Tenían que seguir sometidos de algún modo, aunque fuese indirecto, a Rusia? ¿Debe la seguridad europea tener distintos grados?

Ucrania tiene derecho a ser ella misma y no una marioneta rusa u occidental. Son los propios ucranianos los que han de decidirlo. Lo que pasa es que cuanto más libres sean puede que más occidentales quieran ser y a quien esto más parece incomodar, lamentablemente, es al Kremlin y a los suyos que se nutren del pasado cuando todos hemos de buscar entendimientos hacia el futuro. Por eso hay que acoger con esperanza y satisfacción, no exenta de prudencia, la decisión de Putin de haber dado, aparentemente, marcha atrás el pasado miércoles, dejando ahora de criticar la celebración de elecciones en Ucrania el 25 de mayo, retirando las tropas rusas desplegadas en la frontera con Ucrania y pidiendo el retraso del referéndum de independencia convocado en Ucrania oriental, aunque no le hicieran caso. Al respecto hay que encomiar la labor mediadora de la OSCE, labor favorable al dialogo y a una solución pacífica de los contenciosos que han de ser contenidos.

Por parte occidental haya que dialogar con flexibilidad pero con firmeza

Todo ello avala el que por parte occidental haya que dialogar con flexibilidad pero con firmeza, porque puede que Putin esté jugando ahora a la confusión y, sencillamente, al fracaso del gobierno de Kiev en la Ucrania oriental. Sabemos que es un gran táctico político y que, apoyado en sus Fuerzas Armadas, se ha tragado a Crimea, celebrándolo por todo lo alto en paradas militares. Al igual que Hitler cuando, previamente al inicio oficial de la segunda guerra mundial, fagocitó los Sudetes antes de la ocupación y desmembramiento de Checoeslovaquia. Prudencia, sí. Habilidad, también. Claudicar, no.

 

Carlos Miranda es embajador de España.

Carlos Miranda

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