El sábado España mostró lo que es el ridículo.
El domingo fue el Madrid quién hizo el ridículo.
El ridículo rozó el Atlético en la tarde festiva.
Los culés saborean una semana más el ridículo.
Nadal no se cansó de anunciar el ridículo.
Alonso se acostumbra al ridículo con su Ferrari.
…Y mi mujer afirma que voy por la vida haciendo el ridículo.
¡Apañados estamos!
Este es el esperpento que nos ha dejado la última semana. La liga queda pendiente para el último partido y es una pena que aquellos que hace un par de semanas daban las vacaciones al Tata se dediquen ahora a poner la vela a San Jorge, que la rosa o flor la pueden llevar entre nalgas el próximo sábado. Por parte de sus compañeros de duelo, los chicos de Simeone, bastante tienen con llegar al final. A los rojiblancos les pesan las piernas y en los dos próximos partidos que disputen podrán besar el cielo o llenar de lágrimas su vecino Manzanares. Pero maticemos: tanto Atlético como Barça han hecho el ridículo este fin de semana.
¿Y del Madrid que digo? Uffff…. contemos hasta 50 primero….48,49 y 50.
Es de vergüenza. Llevan tirando la liga desde hace tres jornadas pero, eso sí, continúan cobrando religiosamente en las mismas etapas. Los blancos se reservan para la Décima (siguiendo las órdenes del míster que fichó el presidente) pero si no la consiguen ante sus vecinos rojiblancos sería ético y honrado que Florentino dejara la presidencia del Real Madrid. Como suena… como seguro no hará. Esperemos a que la orejona dicte sentencia, pero se admiten apuestas.
Por lo que respecta a Nadal, el desdeñable Nishikori le estaba enviando con celeridad a la opípara comida que se escondía un poco más allá de la pista de tierra y de la que dan fe todos esos espectadores que lucían pulsera de tela por televisión al mejor estilo de los hoteles caribeños del “todo incluido”. Gañote puro, vamos. Una lesión de su contrincante salvó al balear del ridículo, pero no a los “gañoteros” de los suculentos manjares.
Del Ferrari de Alonso mejor no hablar. Eso ya no es ridículo, es inocentada. Le dan un coche y casi tiene que empujarlo. Sin ir más lejos, el domingo corrieron más los caballos de la Zarzuela por la madrileña Castellana que los caballos del Ferrari por el circuito catalán de Montmeló.
Y queda España y su ridículo de la noche del sábado. Ruth Lorenzo representó este suelo ibérico en Eurovisión y se lanzó a cantar en inglés. Luego nos ponemos a protestar cuando en Cataluña no se imparten las horas suficientes de castellano-español a los escolares. Menos mal que ganó Conchita Wurst o Tom Neuwirth, como usted quiera, esa-ese de barba que con sus manazas escondía la fina cara que lucía para que sus lágrimas no descubrieran si era “mujer con barba” o “travesti barbado”.
Y mientras mi mujer afirmando que voy por la vida haciendo el ridículo y todo por hacer mía de forma constante la frase del mítico Groucho Marx: “He tenido una noche absolutamente maravillosa. Pero no ha sido esta”.
JA Ovies