domingo, noviembre 24, 2024
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El curioso silencio de Rubalcaba

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Urgente: Rubalcaba tiene que hablar sobre unas cuantas cosas.  Asisto a un debate sobre si Alfredo Pérez Rubalcaba apoya o no la pretensión de su correligionario extremeño, Guillermo Fernández Vara, de presentar este miércoles una moción de censura contra el presidente de la Junta, José Antonio Monago.

Vara, sabiendo de antemano que perderá la moción porque Izquierda Unida seguirá apoyando al PP de Monago, ha justificado este paso diciendo que «en Extremadura se ha vuelto a pasar hambre». Más de un sesenta por ciento de los extremeños rechazan este paso político, que yo entendí, y así lo dije en un coloquio televisivo, que estaba motivado, en realidad, por un deseo del líder socialista en la región de ir abandonando el foro político: no podría enfrentarse en unas elecciones autonómicas a un Monago que, con razón o sin ella, está en alza.

Más de un 60% de los extremeños rechazan la moción de censura de Fernández Vara a Monago

Ni corto ni perezoso, Vara envió un SMS telefónico a una colega que participaba en el foro televisivo: «dile a Fernando que no me voy», escribía, y añadía la antes citada justificación del hambre en Extremadura. La colega leyó el mensaje en medio del programa. Ahí quedó eso.

Y yo me pregunto: entonces, ¿por qué diablos presenta una moción de censura impopular, que está perdida de antemano, distrayendo la campaña electoral de su partido y causando un claro perjuicio al 'mensaje europeo' de Elena Valenciano? Ya que Vara se escuda en un pretexto claramente increíble, o al menos demagógico, lo del hambre, pienso que su jefe político -¿o no?-, Rubalcaba, debería decir algo. Hasta el momento en el que escribo, silencio administrativo en Ferraz.

Bueno, en realidad creo que Rubalcaba debería decir muchas cosas. Tengo la sensación, y bien que siento decirlo, porque un hundimiento del PSOE sería injusto y mala cosa, de que la campaña socialista se desdibuja, necesitada de apoyos externos -Schulz, el primer ministro galo Valls- y falta de mensajes claros para el consumo interno.

Sobre todo ello pesan las próximas primarias, tema en el que no todos los que van a ser candidatos respetan el silencio pedido hasta después de las elecciones de este 25-M: ahí tenemos al madrileño, diputado y tertuliano televisivo -otro político que sale de las tertulias-, Pedro Sánchez, paseando su candidatura frente a la de Madina -a Chacón y a Patxi López ni se les considera con posibilidades reales, por lo visto- sugiriendo por las tierras y pueblos de España, sin sugerirlo del todo, que él es el candidato de Rubalcaba, que entonces no se presentaría a esas primarias.

Esto, y el 'affaire' de lo que va a ocurrir en las próximas horas en Mérida, es justo la labor de distracción que un partido (no) necesita en una campaña europea, y se entiende el cabreo que dicen que tiene Elena Valenciano, una buena candidata que me parece que, entre unas cosas y otras, pierde algo de peso frente al empuje de Arias Cañete, muy reforzado por el triunfalismo nada autocrítico de Rajoy. A ver qué ocurre con el debate televisivo -al fin un poco de espectáculo- de la noche de este martes.

Pero en fin: repito que más que lo que se digan los dos candidatos, me interesa saber lo que tendrían que decirse Rubalcaba y el potencialmente triunfante Rajoy en unos momentos nada fáciles, en los que hasta Felipe González, realista desde su distanciamiento, habla de próximos gobiernos de coalición, mientras socialistas y populares insisten, cosas de la campaña, en lo que les separa y no en lo que debería unirnos.

Fernando Jáuregui

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