sábado, noviembre 23, 2024
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Europeas y machismo

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Cuando escuché a Elena Valenciano abrir fuego, en el debate electoral, resaltando la importancia decisiva de las elecciones del 25 de mayo, según dijo, para buscar otros caminos a la salida de la crisis, pensé que, finalmente, veríamos un debate de altura sobre las ventajas e inconvenientes de que en Europa gobiernan unos u otros. Mi esperanza continuó al oír que Cañete insistía en que no podemos dejar de afianzar la salida de la crisis y puso el acento en todo lo que se ventila en Europa intentado como es lógico llevar el agua a su molino.

El arranque de ambos fue el único instante en el que, de verdad, pensé que la cita con las urnas de la semana próxima será con las elecciones europeas y no unos comicios de alcance nacional. Al final el debate -si es que se puede llamar eso a dos monólogos pactados- se desarrolló en el terreno del «y tu más», siguiendo el guión previsto y con los temas de siempre: el desempleo, los recortes, el rescate bancario las pensiones, la pobreza, la herencia recibida, el aborto. Nada de propuestas y nada nuevo. Eso sí la candidata socialista  -mucho más espontánea y suelta que su adversario- se esforzó por intentar recuperar la calle para la izquierda mientras el popular se aferró como un clavo ardiendo a la economía. En resumen pocas ideas y kilos de demagogia, envuelta en consignas electorales por parte de ambos.

Horas después ya nadie se acordaba de lo que se dijo en el debate, y toda la polémica se centró en esa frase de Miguel Arias Cañete que, para salir al paso de las críticas, aseguró que «debatir con una mujer es complicado porque mostrar superioridad intelectual es machista». La reflexión no podido ser, desde luego, más desafortunada porque resulta muy complicado de explicar por qué debatir las ideas en las que uno cree con otra persona del sexo contrario es machista.

Cañete es un hombre afable y campechano y esa naturalidad, que le ha dado muchos votos, también a veces le juega malas pasadas

Arias Cañete se ha metido en un jardín innecesario y además le ha puesto en bandeja a la oposición abrir un debate paralelo, que va a desviar la atención de la campaña. Hace mucho tiempo que la política no es cosa de hombres, como tampoco la sociedad entiende que ser mujer es un menoscabo a la hora de medirse intelectualmente con nadie.

Las mujeres no somos intrusas en ninguno de los ámbitos ni en el público ni en el académico, ni en el profesional, pero no podemos negar que seguimos estando en una sociedad machista con muchos hábitos heredados del pasado donde sobrevivir, si eres mujer, sigue costando el doble que a cualquier hombre. No sólo cobramos un salario inferior y no se cumple casi nunca la máxima de a «igual trabajo igual salario», sino que sólo hay que ver determinadas fotografías para darnos una idea del camino que aún queda de recorrer. Si el Presidente se reúne con los empresarios más importantes del país no hay ni una mujer y si das un repaso a empresas del Ibex los cargos directivos ocupados por mujeres siguen siendo la excepción. Jamás ha habido en España una presidenta del Gobierno, el número de presidentas autonómicas es mínimo, no hemos tenido nunca una mujer fiscal general y han sido muy pocas las que han presidido las altas instituciones del Estado. Por no tener, ni siquiera tenemos resuelto el tema de la sucesión de la corona y por lo tanto quienes crean que el camino de la igualdad está recorrido se equivoca gravemente.

Miguel Arias Cañete es un hombre afable y campechano y esa naturalidad, que le ha dado muchos votos, también a veces le juega malas pasadas. Ahora por decir lo que ha dicho ha tenido que escuchar de todo, que «se ha meado fuera del tiesto», que «si no sabe debatir con una mujer sin que le llamen machista porque es un machista» y otras muchas «lindezas» de peor transcripción .. Desde luego se podía haber dado «un puntito» en la boca porque no sólo ha dado armas al adversario sino lo que es peor: ya lo de menos es lo que nos jugamos en Europa que es mucho. Sea como fuere y mal que nos duela, en España el machismo sigue campando a sus anchas y los peores de todos son los machistas vergonzantes esos que denuncian las actitudes machistas de puertas afuera y de puertas adentro lo ejercen. ¡Que país!

Esther Esteban

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