Tengo bastantes amigos personales que compiten en esta campaña, desde Miguel Arias hasta alguno de los 'tertulianos' que proliferan en las candidaturas 'menores', pasando por mi homónimo Ramón. No he tenido oportunidad, desde luego, de contactar con todos ellos en estos días azarosos, pero de mis conversaciones saco la conclusión de que casi ni ellos mismos están interesados en la marcha, catastrófica cuando no es anodina, de la campaña electoral en cuya recta final entramos. «Y, encima, el fútbol», me dice, gráficamente, un candidato. Cierto: la espectacularidad de lo que está ocurriendo en la Liga y la final de la Champions, que va a congregar en Lisboa a decenas de miles de españoles -no solo madrileños–, precisamente el día de reflexión, resta titulares, pulso y tensión a la campaña mitinera. Que ya de por sí apasiona bastante poco al personal. ¿En qué va a acabar todo esto?
He intentado recopilar los mensajes más útiles que los candidatos y sus jefes políticos nos han regalado durante las dos últimas semanas. Quitando ese vaticinio, hecho por Rajoy este sábado, en una Barcelona fascinada por el duelo del equipo 'nacional' contra el Atlético, muy poca cosa: garantizó el presidente del Gobierno y del PP que en Cataluña «no pasará nada que haya que lamentar». Pero no dijo, claro, qué es lo que harán él y su Gobierno para que nada pase. Porque, mientras, se aproximan la Diada y el 9 de noviembre del 'referendum', y aquí nadie se mueve un milímetro en sus posiciones enrocadas. A ver qué ocurre cuando, este miércoles, el carismático primer ministro francés acuda a Barcelona para apoyar a Elena Valenciano: ¿será el momento en el que el 'catalán' Manuel Valls lance una seria advertencia a los ultranacionalistas de Artur Mas, dando, de paso, un favorable empujón a la candidata socialista, no demasiado favorecida en las encuestas?
Por lo demás, y quitando las meteduras de pata, comenzando por la última, clamorosa, de Arias Cañete, poca cosa de valor. No hemos avanzado un solo paso en dirección a una Europa mejor. De hecho, nadie ha notado que estas sean unas elecciones europeas, y no unas primarias de las generales que tendrán lugar allá por noviembre de 2015… o a comienzos de 2016, que cada vez se dice más que Rajoy quiere no agotar, sino exprimir, los plazos. Los españoles, y me temo que ocurra lo mismo en la mayor parte de los países del Viejo Continente, seguimos mirándonos el ombligo, inconscientes de que el gran partido, el decisivo, se juega en el exterior, y no en casa. Y seguimos, ya se ve, mucho más afanados en el 'panem et circenses' que en procurar una evolución política hacia una democracia mejor. Pues eso: encima, el día 24, futbol a tope. Y el 25, a votar. O no…que diría Rajoy.
Fernando Jáuregui