domingo, noviembre 24, 2024
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Objetivo (casi) conseguido

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Los grandes partidos casi han conseguido el objetivo buscado: que nadie hable de Europa antes, en y después, de la campaña electoral. Que cunda el desinterés, que no tenga hueco el europeísmo y que la gente huya de las urnas. Lo tienen prácticamente conseguido. Las encuestas indican que van a ser las elecciones con menor participación de la historia, apenas un 40 por ciento, y, sobre todo, va a ser la campaña donde menos se haya hablado de Europa, de los problemas y de las soluciones que deben venir desde Europa, de qué pedimos al nuevo Parlamento y al nuevo Gobierno europeo o de cuál debería ser el frente común español ante la nueva legislatura. A los dos grandes partidos, y a alguno más, sólo les interesa aplastar al rival, el debate interno, las pequeñas vergüenzas del contrario. Ni siquiera les ha interesado debatir sobre lo que los españoles creen que son los principales problemas de este país: el desempleo y la corrupción.

Y por si fuera poco, la «cagada» del candidato Arias Cañete -discúlpenme, pero no encuentro otra palabra que exprese mejor su acción- sobre la superioridad intelectual del hombre -él- sobre la mujer -Valenciano o quien fuera- ha conseguido llevar el debate todavía más lejos de Europa, más lejos de lo que de verdad debería interesar a los ciudadanos, más lejos de la labor pedagógica sobre la trascendencia de ser y estar en Europa, que los candidatos deberían tener como objetivo prioritario. Dice Jean Claude Juncker, candidato de la derecha a presidir el Parlamento Europeo que los euroescépticos no obtendrán suficientes votos en estas elecciones para poder bloquear el Parlamento Europeo, pero puede suceder en 2019. Si en todos los países, los candidatos se comportan como en España, el euroescepticismo llegará sólo unos instantes después de que todos los ciudadanos hayan perdido la fe en sus representantes. Si alguien no es capaz de disculparse por un error mayúsculo, es difícil que pueda contar con la confianza de los votantes. Y si los demás, convierten la campaña en un «tiro al Cañete» por ese error, en lugar de hablar de lo que toca, es que tampoco les interesa Europa.

Los políticos tendrían que invertir muchas horas en generar interés y conocimiento sobre Europa, que va a ser quien marque nuestro futuro de progreso o de fracaso. Hay un 63,5 por ciento de los jóvenes españoles a quienes Europa les interesa «poco o nada». Todos ellos van a vivir y trabajar en esta Europa, muchos de ellos, además, en otros países. Y, además, esos jóvenes son los que van a gobernar Europa en pocos años. Los que estamos convencidos de que no hay futuro fuera de Europa para solucionar problemas como la inversión, el desempleo o la lucha contra la corrupción ni para objetivos como la seguridad, la justicia, la libertad, la educación, la investigación y la equidad, esta falta de inteligencia de nuestros políticos causa de una enorme  desesperanza.

Francisco Muro de Iscar

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