Rusia se está cobrando una nueva pieza en Ucrania. Se trata de la llamada República Popular de Donetsk que ahora tiene un primer ministro no prorruso sino ruso directamente: Alexander Borodai se llama, al parecer un moscovita especialista en conflictos étnicos (¿será en crearlos?) y que ya estuvo en Crimea promoviendo la anexión de esta a Rusia como efectivamente ha sucedido aun sin el reconocimiento de la comunidad internacional. La secuencia de los acontecimientos es que se celebró un referéndum de autodeterminación en Donetsk el dia 11 pasado, referéndum que, lógicamente, ganaron los favorables a la independencia; a continuación se proclamó la independencia y ahora, rechazando las elecciones presidenciales del 25 de mayo en Ucrania, pretende incorporarse a Rusia.
Marine Le Pen elogia la política nacionalista de Putin
Ya sólo hace falta que Rusia adopte un acto de reconocimiento de la República para que esta pueda ser anexionada como en el caso de Crimea. Aquí se están rompiendo las reglas que rigen tradicionalmente las relaciones entre Estados y promueven la integridad territorial de los mismos. Se está confirmando que el proceso llevará a la partición del país en dos zonas, una de las cuales será directamente rusa o acabará bajo su influencia determinante. Una situación de inestabilidad, amparada en la idea de autodeterminación, que se prolongará en el tiempo. Es la estrategia de Putin, de ir paso a paso, en lo que es un conflicto donde se combate en frentes institucionales más que militares; donde la superestructura jurídica es tan importante como la infraestructura bélica, con acciones también comerciales como ese convenio en marcha entre Rusia y China para suministrar gas a Pekín, lo que crearía nuevas interdependencias.
Y mientras tanto aquí estamos paralizados – a veces literalmente estupefactos- por la burda campaña para las elecciones europeas donde los principales partidos hablan de todo menos de los problemas de Europa y de sus relaciones exteriores y la candidata del Frente Nacional en Francia, Marine Le Pen, elogia la política nacionalista de Putin. Un período de parálisis europea generado por la campaña que aprovechan los actores prorrusos en el conflicto en Ucrania. Y en Crimea seguimos pelando las capas de la cebolla: los Tártaros han reclamado a su vez el derecho de autodeterminación a Rusia, una suerte de autonomía territorial, temiendo por sus derechos como minorías que ahora se ven amenazados por la nueva hegemonía de la mayoría rusa. Un pueblo dentro de un pueblo dentro de otro pueblo.
Julio Vives