Sinceramente ¿La merecíamos? ¿Merecíamos esta campaña que ha girado en gran parte en torno a quien es más o menos machista, una campaña en la que Miguel Arias mete la pata y tarda cinco días en sacarla pero a continuación Ramón Jáuregui cae en un error parecido, pero al menos reacciona a las dos horas?
¿Qué campaña es ésta –afortunadamente acaba ya – en la que la número uno de la lista socialista parece dirigirse solo a las mujeres, como si los hombres no existieran, y echa mano de un feminismo que hace años que dejó atrás el tipo de argumentos que defiende Valenciano, que se ha quedado en el pasado en lugar de lanzar mensajes más acordes con los tiempos actuales? Una campaña en la que el PP no ha hecho más que mencionar con frases catastrofistas lo que supondría que el PSOE volviera a tomar el timón, con el recordatorio del gobierno de Zapatero, y en la que los dos partidos que decían que trabajaban a favor de la participación parecía que lo hacían para los otros, para los abstencionistas, porque no han lanzado ni una sola propuesta atractiva y movilizadora. Estaban en otra cosa, en la descalificación al contrario.
El PSOE asegura que esta vez no ha hecho trackings –sondeos diarios- por falta de dinero, pero curiosamente la gente del PSOE con la que hablabas soltaba datos como si los hubieran recibido segundos antes, calentitos todavía de la fotocopiadora. En el PP sí los tenían, y contaban que al día siguiente de que Arias Cañete dijo lo que no debería haber dicho, se notó que bajaba su voto pero quedaba igual el del PSOE, con lo que se reducía la distancia. Pero al cuarto día, de nuevo el PP recuperaba terreno. Eso decían, otra cosa es que fuera exactamente así. Después de hablar con unos y con otros la sensación es que la cosa está muy muy igualada, con el PP un poco por encima. Pero ya se sabe que los expertos en sondeos también se equivocan, pruebas sonadas hemos tenido a lo largo de la historia reciente.
Todo gira ahora en torno a lo que pueda suceder la noche del 25
Como se han equivocado los estrategas de campaña, que ha sido de una mediocridad que supera con creces otras convocatorias. Por no hablar de los errores cometidos en los debates televisivos. Sin comparación fue mejor el de seis que el de dos; al de seis los candidatos fueron menos instrumentalizados por los supuestos expertos contratados por sus partidos. Por cierto, uno de ellos, de los candidatos, contó como sparring –el asesor que le hace las preguntas que pueden salir en el debate- a un profesional de la comunicación que no tiene absolutamente nada que ver con el mundo político. Sabia decisión.
Todo gira ahora en torno a lo que pueda suceder la noche del 25. Se admiten apuestas sobre la reacción que puedan tener, por este orden, Alfredo Pérez Rubalcaba, Artur Mas, Durán i Lleida y Alejo Vidal Quadras.
Sobre Rubalcaba hay toda clase de rumores, dimite si no van bien las cosas, convoca un congreso extraordinario, hará una lectura positiva sea cual sea el resultado… en lo único en que coinciden casi todos en el PSOE es en que no se presenta a primarias. Sobre Mas y Durán se hacen pronósticos sobre cómo queda la hoja de ruta independentista en función de que CiU tenga mejor o peor resultado que ERC en Cataluña. Y en cuanto a Vidal Quadras, sobre cuál será su reacción si se queda fuera del Parlamento después de haber creado un partido, acercarse a Aznar y criticar a Rajoy por no suspender la autonomía catalana.
Y más incógnitas se despejarán esa noche: si Izquierda Unida se confirma como una seria alternativa de izquierdas ante un PSOE en decadencia, si Rosa Díez pisa tan fuerte como ella cree que pisa, y si Ciudadanos se puede convertir en un movimiento de proyección nacional.
Atentos a la jugada. O a las jugadas. En pocos días se producirán importantes titulares.
Pilar Cernuda