Cuidado con las bromas, que se pagan caras. No tomarse en serio una cita electoral puede traer consecuencias, igual que dejarse un córner sin defender en el minuto 94. PP y PSOE han pagado cara su desidia en estas elecciones europeas. Un partido surgido de una tertulia espectáculo de la tele se ha convertido en la cuarta fuerza política del país, a rebufo de la indignación intelectual que han provocado los candidatos de los partidos clásicos en la campaña electoral.
Pero cuidado también con extrapolar con demasiada alegría los resultados de unas europeas con lo verdaderos equilibrios electorales del país. Este domingo una cuarta parte –en torno al 25% de participación– de los que votaron en las últimas generales se quedaron en casa, sin ir a las urnas. Qué influencia tendrían en unas elecciones generales o municipales y autonómicas es un albur que se deja para técnicos de la demoscopia. Porque técnicos en demagogia ha habido en esta campaña electoral a barullo.
Elegir un candidato en el último momento, como hizo Rajoy con Arias Cañete, denota tanta desgana como la que tuvo el orondo candidato a la hora de preparar la campaña, por lo menos en cuanto a lo que se espera de una abogado del Estado. Y eso se paga, en la misma medida que ofender a la inteligencia de los votantes con la baza del feminismo, a estas alturas de la historia de la Humanidad y con seis millones de parados. Un mensaje, el de Elena Valenciano, estupendo para las redes sociales y retroalimentarse en pequeños círculos, pero que no cuela entre lo que preocupa a la ciudadanía. Resultado, una campaña que ha sido una castaña.
Y, con la broma, Podemos. Cuatro meses de vida, liderada por un tertuliano y profesor universitario, con extraordinaria agilidad y olfato. Cuarta fuerza política del país. Casi le madruga a Izquierda Unida, que se veía con el zurrón lleno solo a costa de la parálisis del PSOE. Y le ha madrugado a UPyD.
¿Quién es Podemos? Una fórmula muy de hoy. “Haremos lo que nuestra gente quiera”, aseguraba esta noche su líder, Pablo Iglesias (vaya nombre, por cierto), mientras reivindica que por fin “haya un Gobierno democrático”. ¿Ellos están inventando la democracia, es que en los casi 40 años de democracia española hemos estado haciendo el indio o el primo? Política asamblearia y cosas que la gente quiere oír: no a los recortes.
Ya puestos a votar demagogia, pues es normal que la gente se decante por la demagogia a lo grande. Que no mande Merkel, que no haya recortes, un verdadero brindis al sol, recitados por un líder con maneras de santón, del tipo Che Guevara. Y un tufo a euroesceoticismo, no en vano los extremos se tocan y Marine Le Pen ha ganado en Francia.
Ya puestos a votar demagogia, pues es normal que la gente se decante por la demagogia a lo grande
No tomarse en serio las elecciones, jugar con las listas como si nadie viera quién va en ellas lleva a injusticias tremendas, como la que sufre Carlos Iturgaiz, columnista de este periódico. El exlíder del PP vasco, que ha esquivado la muerte etarra varias veces y ha estado en cientos de entierros de compañeros de partido asesinados, tras años de trabajo en Bruselas, se ha quedado fuera del Parlamento. Gente honorable pero sin peso político alguno le adelantaron en la lista. Vaya con los artistas electorales del PP.
Tanto correr el sábado dos equipos españoles para ganar la Copa de Europa, para que al día siguiente mandemos a Europa al garete. El euroescepticismo avanza y muchos seguirán tomándoselo a broma. Las europeas no proporcionan poder directo en el país, seguramente por eso algún irresponsable de los aparatos de los partidos se ha tomado a coña este 25-M. Y algunos han votado al mejor experimento del curso. Pero ojo, cuando el pueblo vota, bromas las justas.
Es la democracia, idiotas.
Joaquín Vidal