sábado, noviembre 23, 2024
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Felipe y yo en el IBEX 35

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¿Y ahora qué? Estas elecciones europeas son trascendentales porque Europa corre el riesgo de no llegar a ser lo que tiene que ser: una potencia mundial con voz propia, con programas propios, con objetivos comunes en la política, en la economía, en la defensa de los derechos de los ciudadanos, de las libertades y de la Justicia. Cuando cayó el muro de Berlín y se derribaron uno tras otro los regímenes dictatoriales de la antigua Unión Soviética, el mundo se quedó huérfano de contrapesos. Ya no era la URSSS contra Estados Unidos.

Ya no había «otra» referencia que la norteamericana. Mientras Estados Unidos sobrevive -con un presidente que ha defraudado la mayor parte de las enormes expectativas que despertó- la Rusia de Putin avanza sin miedo a reconstruir su imperio y/o a la alianza con China. Europa puede quedarse en ningún sitio o ser un contrapeso inteligente. No pinta bien el futuro de Europa y eso es malo para los españoles porque sólo tenemos futuro si somos parte activa de esa reconstrucción europea hacia la modernidad.

Es posible que la salida de esta Europa sin objetivos claros, sin líderes de unidad, sin referentes visibles deba ser la de un Gobierno de concentración donde todos sumen y no dejen que resten los que no quieren que Europa exista. En Alemania ha funcionado y alguien tan de derechas como Angel Merkel puede convivir con sus «enemigos» socialdemócratas. Y cuando el país levante de verdad el vuelo, cada cual podrá reemprender su camino.

Lo mismo podemos decir en España. ¿Es un disparate que, una vez consumado este resultado, PP y PSOE puedan negociar un Gobierno de concentración -como reclamó Felipe González, aunque luego se desdijera de los dicho- que fije, desde su mayoría, un modelo político de país, un modelo económico para salir de la crisis, un modelo educativo donde quepamos todos, un modelo social y de sanidad, un  modelo de Justicia? Es posible que eso tuviera que hacerse con otros líderes diferentes a los que hoy presiden el Gobierno y el Partido Socialista. Tal vez sea más difícil encontrar a alguien que tenga la autoridad moral indispensable para esta tarea que olvidarse de lo que tenemos.

Rubalcaba se ha apresurado a decir que mientras él mande en el PSOE -no parece que vaya a ser mucho tiempo- no habrá gobierno de concentración y Elena Valenciano ha dicho que es el IBEX -las treinta y cinco empresas más grandes de España- el que quiere la gran coalición. Además de Felipe, yo también lo quiero, así que pido una plaza en el IBEX. La diferencia entre unos y otros es clara. El primer ministro socialista de Francia empieza la misma política de recortes que Rajoy en España porque el fracaso del presidente Hollande, aplicando lo que harían los socialistas aquí ha hundido a la todopoderosa Francia. Yo prefiero apostar por políticos que no tienen anteojeras y apuestan por el futuro y por Europa. Como el popular Núñez Feijóo que ha propuesto una comisión para reformar la sanidad española… presidida por Felipe González.

Francisco Muro de Iscar

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